La presencia militar en la vida política española del siglo XIX obedece a un conjunto de factores. En primer lugar, la Guerra de la Independencia, las guerras de emancipación americana y las guerras carlistas dieron un gran protagonismo a los militares. Se convirtieron en elementos imprescindibles para establecer el nuevo sistema político liberal, habida cuenta de la debilidad de la burguesía y el escaso, cuando no nulo apoyo popular, hacia el cambio político. Los generales, conocidos popularmente como “espadones”, fueron conscientes de su importancia, encontrando en los dos grandes partidos políticos, el moderado y el progresista, así como luego en la Unión Liberal, un lugar destacado, ya que terminaron por liderarlos en muchos momentos. Recordemos la trascendencia histórica de nombres como Espartero, Narváez, O’Donnell, Serrano o Prim.
La Constitución de 1812 dedicó el Título VIII, desde el artículo 356 hasta el 365 a tratar de lo que se denominó “la fuerza militar nacional”. La importancia de los dos capítulos de este Título es fundamental en la historia de España porque diseñaba por vez primera lo que el liberalismo esperaba de las fuerzas militares. En este trabajo solamente aludiremos al primero de dichos capítulos porque ya hemos tratado en otro artículo sobre la Milicia Nacional.
Este artículo es un breve acercamiento al estudio de las Juntas Militares de Defensa en la crisis de la Monarquía de Alfonso XIII.