¿Para qué sirve la imagen en el periódico? Primero, para descansar la vista de la mancha de texto, que no es poco, pero también permite al seleccionador de ilustraciones apoyar visualmente la información general de la página en que se inserta, esto es, editorializar.
A lo largo de los números de la ANDALÁN, la selección de imágenes fue cambiando como cambiaba la maquetación, que señalaba el énfasis en las informaciones. Ejemplo: a partir de 1974 el editorial va ocupando espacio en la primera página hasta que, en el 75, la llena. ¿Qué sucede? que el país está viviendo entre, acojonao y entusiasmao, el cambio político (el social ya llevaba ventaja) y el texto, el mensaje, se lo come todo; no hacía falta enfatizar nada ni descansar la vista. Y no es que falten ilustraciones en esos años, es que hay menos necesidad.
Me encantó el diseño del periódico desde el primer y segundo número (no sé de qué recuerdo saco que participaron los hermanos Pascual Rodrigo), con sus tocinicos entre el texto de las columnas, con el baturro explicando no sé qué y el de los dos críos mirando desde arriba, ilustraciones recurrentes que caracterizan el periódico durante mucho tiempo. Pero también con los carteles de Janis Joplin y Eisenstein, que reproducían profusamente y que, al natural, olían a amoniaco que apestaban pues los reproducían en copiadoras de planos. Tengo a mano los primeros cien números, los voy pasando, disfruto. Aplaudo el cambio de entintado de cada número, hasta el 75, que se funde a negro la tinta utilizada, todavía en los talleres de El Noticiero. Primacía de los periodistas en el periódico. La situación lo requería. Todo fluye, todo es natural, nuevas incorporaciones, nuevas exigencias del lector, extraordinario impacto del ANDALÁN en toda España, los editoriales más valientes. Y el periódico siguió haciéndose a lo largo de años con la incorporación de muchísimas gentes que, en algún momento de su vida, aportaban algo, lo que podían, lo que querían. Y otras gentes iban saliendo, hacia otras cosas, por respetadísimos motivos. ANDALÁN como el convento para el que todo es bueno. Así se hacía. Y los periodistas dirán que fue una cantera; pues sí y no hay más que verlo. Y los de la cultura pasaron casi todos por sus páginas. Y el periódico cambiaba como iba cambiando la tierra, y la gente, y respiraba con la sociedad a la que servía. Y eso.
A lo tuyo, chaval, a las ilustraciones. Ya lo he dicho, los hermanos Ángel y Vicente Pascual Rodrigo, la Hermandad Pictórica Aragonesa, un periódico a cinco columnas, convertible a dos y media cuando lo requería el artículo. Mateo, ilustrador maravilloso, sanguinario, de trazo ligero, con desfiles medievales, guillotinados que se le revelan al verdugo o colgados que se rompen… domina; es quizá el de los dibujos más intemporales, que no editorializan, que tienen gracia macabra en cualquier sitio y quizá por eso, por lo rompedor, apoyan lo novedoso y rompedor del medio en ese momento. Y el caricaturista de Luis Marquina (nº 1) y Emilio Gastón (nº 2), irreverente, a quien no identifico, que da idea de ANDALÁN como algo distinto. Y Robles; doce o catorce planchas de tebeo a lo largo de varios números con guion de G. Fatás, que promete y va diluyéndose en las últimas, sin dejar de ser un buen intento de integrar lenguajes, que no da más de sí. Habrá poco tebeo más salvo las planchas de Azagra; las tres viñetas de Víctor Lahuerta, que durante algún tiempo encabezaron el artículo que acompañaba al editorial; Baiget acompañando al periódico desde el inicio y en ocasiones ilustrando todo el número… Layús, a quien compartíamos con Cuadernos para el diálogo; línea fina, adecuada para los inicios, ilustración intemporal.
El tiempo de los periodistas lo domina Iñaki, pintor, escultor, dibujante, que sabe captar en dibujos magníficos la esencia de los personajes sobre los que se editorializa, y hasta en el anuncio de Casa Emilio está estupendo. Y Azagra, ya señalado. Como el tiempo de las páginas de ocio y del cuaderno específico para disfrutar de la ciudad que se trabajaba Julia López-Madrazo, se apoyaba en las ilustraciones de Lahuerta. En ANDALÁN, al igual que empezaron muchos periodistas y salieron bien enseñados, hicieron mano los ilustradores que luego han sido grandes profesionales, muy reconocidos en su campo (Meléndez, Isidro, el propio Lahuerta…) Otros aportaron dibujos y viñetas siendo artistas reconocidos en sus universos respectivos, como Cano, diseñando portadas magníficas para la revista en formato revista semanal, luego quincenal, bajo la dirección de Lola Campos. Todo por amor.
Salvo los materiales de Mateo, alguno de Layús o Baiget, que podrían verse fuera del medio, todos los demás cumplen su función entre las columnas de texto y es ahí donde deben ser vistos. Pero como esto no puede ser más que una aproximación a un trabajo, el de los ilustradores, complementario, pues lo importante era el texto (lo importante en un periódico siempre es el texto), aunque algunos tengan la capacidad de resumir la realidad con nítida belleza (Peridis, Forges, el Cubri, el Roto, etc) y viven en los diarios, vamos a recomendar el repaso de los dibujos que aportaron y yo lo he hecho abriendo el periódico y disfrutando del todo que era una página impresa desde las cinco columnas iniciales a las tres del último formato. Porque, además, poco hay que decir tras el magnífico trabajo de Luis Alvar en el libro 1972-1987 Los espejos de la memoria (reconocimiento de Ibercaja y reconciliación con el periódico de los herederos de la CAZAR) que titula “La azarosa andadura de un periódico regional aragonés”.
Anímense. Lo de la imagen es ser vista; la descripción, nada más que un sucedáneo. Veamos.
Al encargarme el asunto, me envían los trabajadores del cincuentenario una lista de dibujantes, que no puedo mejorar y reproduzco, pues es de gran interés todo lo que se indica en ella.
Los propiamente nuestros: Mateo, Pepe Robles, Beles, Layus, Trallero, Selma, Baiget, Rabadán, Azagra, Iñaki, Sos, Víctor Lahuerta, Mastral, Xabi, Ricardo, Colectivo Zeta, Zabaleta, Isidro Ferrer, Pedro Sagasta, Soc, Cano, Sebas.
Los compartidos: Layus (con Cuadernos para el diálogo), Forges, L’avi, El Cubri, Guillén, Ops, Díaz, Peridis, Romeu.
Los que no sabemos: Jaris, Carlos, Molter, Royo Montesano, Mariano Otero, Seke.
Los desconocidos: López Gröh, Javier, Julio, B, Carlos Rupérez, El manifiesto.
Tengo que decir que, de Mariano Otero, en la lista de ‘Los que no sabemos’, yo sí sé.
Gran amigo. Excelente pintor y dibujante. Exiliado, hijo y hermano de exiliados, nos dejó hace poco. Desde los 14 años en Rennes. Tuvo relación con Zaragoza a través de Ignacio Velázquez y Luis Badal. Su hermano Antonio, también pintor, colaboró en la primera carpeta de ANDALÁN con una serigrafía. Vale.