Polonio (II) – Robar a los poetas
Hace unos días la prensa zaragozana se hacía eco de dos robos a dos establecimientos situados en calles de poetas; Jorge Guillén e Ildefonso Manuel Gil.
Uno no sabe si es coincidencia o que dos ladrones cultos acaben arramblando con su trabajo bajo los poemas de estos dos grandes vates de la literatura española. Si es coincidencia la cosa no pasa de un chascarrillo nocturno, ¿pero y si no lo es?¿Si ambos ,empujados por su amor a la cultura se dejan llevar por nombre literarios de sus calles para robar?
Robarían en Buñuel, en Miguel Labordeta, en Federico Garcia Lorca y en otros tantos poetas y escritores que rellenan el plano descolocado de esta ciudad.
Sigo las noticias de robos con la misma intensidad que un amigo mío sigue la edad de los difuntos en las diversas esquelas de los periódicos, Por ahora no han vuelto a robar. Es una desilusión que esto no siga porque demostraría la calidad de los ladrones que no se perderían por callejones inhóspitos sino que buscarían la élite cultural.
No es lo mismo robar en la calle del Temple que hacerlo en la de Manuel Pinillos :Los largos poemas de este gran poeta mantendrían la ilusión de los dueños; pero la vida es igual de rancia y solo, por pura casualidad, roban en calles con poetas.
Dicen que algunos roban en sedes de partidos. Por esa razón en el PP han puesto de guardia a Rudi -la Rudi para los paisanos- frente a la bonhomía del Presidente, tan de la Franja que su ritmo vital corresponde a los horizontes de aquella zona. A uno le gusta más Marcelino y de robar, me iría a robar a Bonansa: Todo un mundo.