La abolición de los gremios en España
Uno de los cambios más importantes en el ámbito económico y laboral que trajo la Revolución Liberal en España fue la abolición de los gremios, aplicando la filosofía del liberalismo económico sobre las relaciones laborales basadas en un contrato individual entre el patrono y el trabajador.
Los gremios ofrecían a sus miembros en el Antiguo Régimen una cierta seguridad laboral y ante los riesgos de la vida, aunque conviene tener en cuenta, siguiendo a Tomás y Valiente que se ha idealizado mucho esta seguridad, especialmente cuando el catolicismo social, desde un acusado paternalismo, emprendió la tarea de crear sindicatos para frenar y combatir al sindicalismo de clase, y también por parte de las doctrinas fascistas o filofascistas del corporativismo (sindicalismo vertical) como un intento de superar la conciencia de clase. Los gremios y corporaciones de la era preindustrial siempre beneficiaron a las élites de los mismos, a los maestros y patronos y, aunque existía un control público de los mismos, especialmente en el nivel local que evitaba abusos hacia los oficiales y aprendices, y ante el consumidor, no debemos olvidar quien dominaba dicho poder municipal. En todo caso, existía esa cobertura que ahora, con la llegada de los liberales, se terminaría de forma clara. En todo caso, ya la Ilustración atacó a los gremios, al defender la libertad para las actividades industriales y comerciales porque consideraba que las ordenanzas gremiales eran trabas para el desarrollo económico. Aunque los ilustrados no consiguieron el fin de los gremios sí influyeron decisivamente para que la legislación del despotismo ilustrado fuera en esa línea.
Los gremios desaparecieron en un proceso un tanto complejo, habida cuenta de los vaivenes de la propia Revolución liberal española. En Cádiz se aprobó el Decreto de 8 de junio de 1813. Después, estaría el de 20 de enero de 1834, así como el de 6 de diciembre de 1836. Esta legislación estableció la libertad de industria y comercio en España, sentenciando de muerte a los gremios.
Es significativo cómo la legislación liberal en lo económico se aprobara tan rápidamente, mientras se construía con mucha más dificultad el Estado de la nueva era, con múltiples conflictos entre las dos familias del liberalismo español. La burguesía española podría estar dividida en relación con la construcción de las relaciones políticas, pero tenía muy claro lo que quería en el mundo económico y laboral, un sistema individualista de competencia, de libre mercado y de relaciones laborales escasamente regulado. La única regulación debía ser el contrato de trabajo, libremente concertado entre el empresario y el trabajador. La teoría decía que estaban en relación de igualdad: el capital y el trabajo llegando a un acuerdo. La realidad histórica es evidente que demuestra otra situación harto distinta.
Sobre los gremios se puede consultar la monografía de Antonio Moral Roncal, Gremios e Ilustración en Madrid (1775-1836), Madrid, 1998. Por otro lado, para conocer los cambios legales es fundamental el trabajo clásico de Francisco Tomás y Valiente, Manual de Historia del Derecho Español, que tiene muchas ediciones, aunque nosotros hemos empleado la de 1986, en su capítulo XXXIII.