Permítanme los lectores el uso de este célebre título de Jane Austen, dos siglos nos contemplan, para hablar de amigos poetas (Teresa Agustín y Miguel Ángel Yusta) y asuntos y personas igualmente sensibles (Katia Acín, Pilar Bayona).

Un maravilloso otoño, salvo las escasas lluvias, los incendios al noroeste y los de otro tipo muy grave al noreste, pero muy interesantes ofertas artísticas, que se inician con un libro muy importante sobre A.F. Molina.

Goya en las literaturas es un libro que ha ido creciendo despacio, paralelo a la vida de Leonardo Romero en Zaragoza, donde ha ejercido como Catedrático de Literatura Española en nuestra Universidad, dando lugar a entregas desde los años noventa y que finalmente ha adquirido su forma definitiva no como una acumulación de estos trabajos previos sino con una cuidadosa refundición de los mismos. Una tarea ardua, sin duda, porque a veces implica reducir a unos párrafos lo que antes fue un trabajo más extenso y minucioso.

En la sala de exposiciones que hay junto a la Casa de Goya, en Fuendetodos, se ha inaugurado una espléndida exposición de pinturas, grabados y dibujos del fallecido y recordado Antonio Fernández Molina. Un grupo muy numeroso de personas, encabezadas por el alcalde de la localidad, acompañaron a su viuda, Josefa Echevarría, y sus hijas, que tan ejemplarmente cuidan del legado del artista. La colección, que quedará luego de modo permanente, bien vale una excursión, a pesar del mal estado de la carretera.