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Esfuerzo Común entrevista a EFC: La prensa regional
Esfuerzo Común, sin firma, nº 224, 1-XII-75, pp. 17-18.
El fenómeno de la prensa regional, está teniendo un gran auge en el mundo informativo español. Para aclarar conceptos, viene a nuestras páginas don Eloy Fernández Clemente, director del periódico quincenal aragonés «Andalán».
E.C.: ¿Qué es, exactamente, la Prensa Regional?
E.F.: Creo que debemos hacer una distinción entre la prensa diaria regional y la prensa no diaria. Creo que alude, sobre todo, a la prensa no diaria, que es un fenómeno relativamente nuevo, planteado en varias regiones españolas en los últimos ocho o diez años, con una serie de publicaciones, semanarios, quincenales, o revistas mensuales, que plantean los problemas de la región y la propia toma de conciencia regional, de una manera nueva: de una manera crítica, inconformista, progresiva. En cambio, la prensa diaria regional, que es un fenómeno mucho más viejo, de hace unos cincuenta años, sobre todo debido a la expansión empresarial de determinados periódicos importantes, incluso de cadenas, no es un fenómeno nuevo, sino que responde a una situación mucho más antigua y mucho menos espectacular en sus cambios.
E.C.: ¿Cuáles son los problemas con los que se tropieza la nueva prensa regional, la de periodicidad más amplia que diaria?
E.F.: La nueva prensa regional, fundamentalmente, además de todos los problemas que se plantea a cualquier tipo de publicación periódica yo pienso que tiene además un tipo de dificultades muy peculiar; las dificultades locales, regionales. En el caso de «Andalán», clarísimamente, el del caciquismo. Creo que hay numerosas personas que son más papistas que el papa, que son más restrictivas que la Administración, y que en muchas ocasiones, presionan sobra Madrid, reclamando la cabeza del Bautista, como Salomé. Estas publicaciones, entiendo que son con frecuencia, auténticas cabezas del Bautista, que son reclamadas, insistentemente, desde las capitales más importantes o la capital de esas regiones, por una serie de intereses oligárquicos, de caciquismos, de personas que no están acostumbradas, ni dispuestas a admitir que en esas regiones se pueda contar lo que pasa, se pueda analizar la realidad social, y sobre todo, la realidad económica: escándalos, monopolios, situaciones que podríamos calificar por lo menos de confusas. Y que esta prensa realmente inconformista no ataca a ningún tipo de lazo —se trata de una prensa independiente- está dispuesta a sacar a la luz. Lo mismo podemos decir del terreno político. Así como la prensa nacional, la gran prensa, sobre todo las grandes revistas nacionales, publicadas en Madrid y en Barcelona, han creado un hábito en estas dos grandes ciudades de tipo cosmopolita, y cuya crítica puede ser bastante amplia, en las demás regiones de España hay una especie de tabú por el cual hasta hace muy poco, precisamente por falta de cumplimiento de su misión, de la prensa regional diaria, la nueva prensa no diaria, está cubriendo subsidiariamente esas deficiencias de una prensa diaria que debiera de haber sido ya denunciadora de toda esa serie de problemas, de deficiencias, de injusticias. Por esto se enfrentan, porque no encuentran el camino trillado, porque encuentran más bien unos hábitos deformes, de cambalaches, de silencios.
E.C.: ¿Cómo está considerada esta prensa en los dos estamentos: el oficial y el popular?
E.F.: Yo pienso que en el estamento oficial está vista con reparos, es una prensa inconformista. independiente, que no se aviene fácilmente a consignas, que usa un lenguaje formalmente nuevo, y en esta país seguimos con una retórica de los años cuarenta en el mundo oficial. Es una prensa incómoda, porque además de la propia incomodidad que crea por sí misma, crea la incomodidad de que Madrid tiene que estar recibiendo constantemente telegramas, cartas, llamadas de protesta de estas oligarquías a las que me refería. Y las propias autoridades locales y provinciales, también, reciben numerosas presiones de todos estos grupos que se sienten más o menos acosados por esta prensa. Yo diría que está mal vista. Por la parte popular, hay un problema, es decir: la gente que piensa y que lee, y que tiene sentido crítico, naturalmente se entusiasma y apoya esta prensa regional, pero hay un problema y es que la prensa regional tiene dos caminos que realizar: antes de conseguir lectores para sí misma, tiene que conseguir lectores «En general, el problema que tiene es que la gente no lee. Se trata de conseguir que la gente lea algo, lo que sea, y luego encaminarla hacia la lectura de la prensa regional. Los sectores populares en nuestro país están tan tremendamente abandonados, tan analfabetizados todavía, o como diría la Unesco, aunque saben leer y escribir, y poner su nombre más o menos dibujado, no usan de la cultura, no leen. Es difícil conseguir que lean una prensa medianamente inteligible, crítica, comprometida, porque a veces, incluso, esa prensa es distanciadora para ellos. El caso de «Andalán» mismo es muy gráfico, y hay muchas personas a las que les ocurre esto.
E.C.: ¿Qué ideología suelen sostener estas publicaciones?
E.F.: La prensa no diaria regional, en general, es potenciada por profesionales periodistas, y también por las clases liberales, y, claro está, por clases obreras y campesinas muy concienciadas. Todo esto en torno a periodistas profesionales que son los que llevan estas publicaciones técnicamente y también profesionalmente, y yo creo que una ideología muy concreta no tienen. Más bien es una amalgama, que pudiéramos calificar alegremente —como se hace en este país siempre— un poco de izquierda. Son revistas progresistas, que luchan por una situación de la región —y por lo tanto, colectivamente, de país— de tipo socialista, pero socialismo en libertad. La tónica que yo respiro en las revistas en general, con alguna salvedad —puede haber revistas muy de grupo, más o menos, que serían identificables en un momento determinado, si se pudiera hablar de tal, con un partido político—, pero en general me parece que se trata de una especie de colector de diversos grupos, personas, etc., izquierdosas, que piensan que allí pueden tener un vehículo colectivo de conciencia regional y de defensa de los intereses de la región.
E.C.: Desde la actual perspectiva política, económica y social del país, ¿cómo se ve el futuro de esta prensa?
E.F.: Yo lo veo como un gran futuro. Es más: sin duda cuando las dificultades en que se mueve la prensa en nuestro país sean superadas, o por lo menos, atenuadas, pienso que estas publicaciones crecerán, se difundirán más, cuando su lenguaje pueda ser más claro más agresivo, algunas de ellas aumentarán su periodicidad. Pasarán de ser mensuales a quincenales, o a semanales. Incluso de ahí, de esos grupos, pudiera salir algún periódico diario. Creo que aumentaren su tirada, que es una de las grandes esperanzas de nuestro país, aunque quizá —no hay mal que por bien no venga—, si, en su día la prensa diaria —que en algunos casos, por mimetismo, o quizá sintiéndose empujada por esta prensa regional no diaria— está empezando a reaccionar y a sentirse como más preocupada, más vinculada a la problemática regional, de su ámbito, si entonces, los periodistas jóvenes de esta prensa diaria consiguen, hacer una prensa diaria viva, ese papel subsidiario de ‘la prensa no diaria regional, quizá pasase a un segundo plano. Donde haya una gran prensa diaria, quizá no haga falta una prensa quincenal o semanal, aunque entonces, la prensa semanal o quincenal, tendría la misión que tiene siempre un magazine, o una revista que da la opinión más serena, con más calma, mayor documentación, mayor información. Incluso pasando a aspectos de tipo cultural. Por lo tanto quedaría más en los terrenos de la documentación, de la investigación, de la sociología, de la historia, de la cultura en general. Es posible.
E.C.: En las actuales circunstancias, ¿cuál es su opinión sobre la prensa diaria regional?
E.F.: No puede ser muy fácilmente global. La prensa diaria regional depende de cadenas regionales —el caso más claro es el de la prensa del Movimiento, y otro caso, aunque mucho más matizable, el de la Editorial Católica, con «La Verdad», de Murcia, o la influencia que ya tiene sobre «El Correo de Andalucía», «Hoy», de Badajoz, «El Ideal Gallego», «El Ideal de Granada». En el caso del Movimiento, tremendamente conservadora; la Editorial Católica con algunos ribetes críticos, pero también muy conservadora en lo fundamental, o por lo menos en lo que ellos consideran muy fundamental. Por otra parte la gran prensa regional, de tipo independiente, o por lo menos, así se ha conocido hasta ahora, de tipo familiar, de gran empresa. Por ejemplo, «El Faro de Vigo», «La Voz da Galicia», «La Gaceta del Norte», la prensa catalana en general, porque es una prensa regional. Es difícil dar una tónica general, pero sí se observa que ha predominado la preocupación empresarial de hacer una prensa técnicamente correcta, digna, bien hecha, con una información abundante, pero es una prensa que en general no ha dado el despegue que el país ha dado desde la Ley de Prensa e Imprenta del 68. Es decir, no ha aprovechado ni siquiera las posibilidades que la Ley le permite. Por lo tanto, es una prensa timorata, asustadiza. Por otra parte, es una prensa empresarial, que intenta hacerlo correctamente, pero no jugándose el tipo. Incluso dan razones sociales serias. Piensan que si la Empresa se cierra, o sufre un secuestro, hay unas pérdidas económicas importantes que pueden repercutir en los trabajadores. Pero no hay duda de que si esta prensa hubiera reaccionado más vivamente, aunque hay alguna excepción —como puede ser «La Voz de Galicia»—, el paso adelante hubiera sido mucho más importante. Creo que cuando se pone un pie en una puerta, la puerta no se puede cerrar. Te pueden hacer daño en el pie, pero siempre es posible conseguir unos zapatos más fuertes, y la puerta quedará entreabierta, y podrá salir el aire. Me parece que ha habido un excesivo temor a comprometerse, y también ha faltado una visión clara de lo regional, quizá porque también este tema ha sido muy combatido desde el centralismo madrileño. Y quizá porque también se encontraban con unas burguesías acéfalas, faltas de líderes, incluso desde la derecha, y no han tenido imaginación ni visión histórica del momento, y no han sabido darse cuenta de que las cosas van cambiando y que el movimiento autonomista o el movimiento en general de toma de conciencia de las regiones es un movimiento irreversible.