60 medidas contra el caos (6). Justicia

23.   Ejemplos de anacronismo Iglesia–Estado (continúa):

c)     Los profesores de Religión Católica cobran su salario del Estado, pero son elegidos por su obispo respectivo. Esto les degrada, pues nunca están seguros de su puesto laboral. Hay sentencias judiciales contra despidos improcedentes del obispo respectivo. Ya en septiembre de 2001, la Federación de Profesores Españoles de Religión Católica acusa públicamente a sus obispos de “terrorismo intimidatorio” en sus relaciones laborales, pues “dificultan la sindicación, detraen dinero al trabajador y exigen sumisiones trasnochadas”.

d)    En funerales masivos (como los atentados 11-M en Madrid-2004), deberíamos realizar un tipo de celebración abierta y pluralista. En un estado “aconfesional” y con varias religiones reconocidas, muchos actos oficiales continúan monopolizados por la Iglesia Católica. Sin embargo, en el 11-S de 2001, pudimos ver en EEUU un acto oficial multiconfesional. Todavía lo podemos mejorar como europeos, incluyendo representación para los no creyentes, agnósticos o ateos. Esto sería hoy una celebración propia de un país no anacrónico.

e)     Hay que regular la participación institucional en los actos religiosos. Procesiones, Romerías, Fiestas Patronales, Funerales… Cada persona puede participar a título individual, pero no como autoridad y en sitios preferentes, pues no todos se sienten representados. Y a veces, ni siquiera la mayoría. Los Alcaldes y Autoridades civiles o militares de toda la población deben ser cuidadosos en este tema. Tampoco deben exhibirse sin necesidad los símbolos colectivos (banderas, himnos, escudos), como si toda España o toda la ciudad fueran devotas de ese santo, virgen o religión determinada. Una exhibición totalizante devalúa los símbolos comunes. El pretexto de “es costumbre” tampoco es argumento válido, pues también hay costumbres “malas”. En caso de duda, encuestar sin miedo a la población y fomentar la idea de que el pluralismo no debe entenderse como agresión, sino como algo lógico. Una costumbre heredada se cambia con otra costumbre iniciada.

 

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JUSTICIA

24.   España necesita 12.000 Jueces en activo, o sea, más del doble que los 5.000 actuales. Tenemos 10,2 jueces por cada 100.000 habitantes, casi tres veces menos que Alemania, y con un país más “pendenciero”: 9,5 millones de asuntos judiciales por año en España, frente a 6 millones en Francia (con 20 millones más de población).[1]

25.   Necesitamos aprender a no judicializar tanto la política y la vida, lo cual es otra patología de los países poco evolucionados (legalitis).[2] Necesitamos mediaciones intermedias y acabar con la ilusión o falso amor propio de que, si gano un juicio, ya “tengo la razón”. La justicia está éticamente por encima de la ley, y si soy culpable de algo, seguiré siendo realmente culpable, aunque un juez me dé la razón. La ley está al servicio de la justicia, y no al revés.

26.   La afición a pendenciar nunca debe ser frenada con tasas económicas. Si no, se discrimina a los pobres.[3]

27.   Es de justicia tener Juzgados bien equipados, en personal y en tecnología. Todo sería más rápido y barato. Los procesos durarían menos tiempo y dinero. Bajaríamos la excesiva población reclusa preventiva y crónica. Algunos delincuentes blindados irían antes a la cárcel. Sería más fácil investigar y confiscar patrimonios injustificados. En imputados y presuntos, las listas de espera decrecerían notablemente, evitándonos largos juicios mediáticos paralelos. Y sobre todo, estaríamos de verdad en un Estado de Derecho, y no de boquilla.



 

[1] Sandra MIR y Gabriel CRUZ (2012): La casta autonómica. Madrid: Esfera de los Libros, 2ª edición, pág. 276.