Nuestras historias
En Aragón se intensifica y mejora la mirada hacia el pasado y siguen editándose magníficos libros de Historia. Entre los recientes destacamos los siguientes:
Una novela histórica, La infanta y el cardenal (La Esfera de los Libros) que aúna rigor y amenidad, de nuestro gran pensador Ángel Alcalá Galve, que, tras una obra de enorme valor sobre Servet, Fray Luis, los Valdés, la Inquisición, el judaísmo, etc., aborda a sus 86 años, con una madurez que va más allá de tanta experiencia, este género, en el que surge maestro. Creo que es un trabajo de una pulcritud, una laboriosidad, una inteligencia, extraordinarias. Respeta cronologías, hechos, vidas, e introduce con delicadeza asuntos complementarios, novelescos, pero posibles, verosímiles. Es lo que esperamos y pedimos a una buena novela histórica, y esta lo es. Excepcional en muchas cosas.
El libro del catedrático emérito de Salamanca Ricardo Robledo, La universidad española, de Ramón Salas a la guerra civil. Ilustración, liberalismo y financiación (1770-1936) (Junta de Castilla y León), que, junto a una historia intelectual, política, desde la principal universidad española durante siglos, se nos presenta la vida, obra, pensamiento y persecuciones sufridas por el gran humanista de Belchite, apenas conocido aquí, una especie de Normante en Salamanca, por abreviar.
Del hispanista francés Gérard Dufour publican nuestras Prensas Universitarias un libro impecable, documentadísimo, sobre Juan Antonio Llorente, El factótum del rey intruso, que establece una biografía atormentada y lúcida, da un paso más reivindicando el siempre oscuro mundo de los “afrancesados”, y aporta numerosas informaciones sobre Zaragoza y Aragón en aquella época.
El Instituto de Estudios Turolenses publica una recopilación afortunada, interesantísima, de escritos de Ignacio Peiró Martín, Luces de la Historia. Estudios de historiografía aragonesa, con un análisis minucioso y penetrante que va de historias municipales a aventuras periodísticas, de Costa a los contemporáneos, levantando acta de un esfuerzo ingente y fructífero.
Y, a su vez, de nuevo nuestras PUZ, una obra de Jordi Canal, La Historia es un árbol de historias. Historiografía, política y literatura, también recopiladora, de trabajos dispersos y de difícil alcance, duras y razonadas críticas, amplios panoramas hispanos y extranjeros. Una nota de ¿esperanza? es ver mantener largas y preciosas citas en francés o catalán, idiomas que fueron y deberían ser habituales entre nuestros universitarios.
Cierro la abundosa información anotando un álbum maravilloso, Zaragoza, años veinte. 81 fotografías de Roisin (1925-1931), que presenta la Institución Fernando el Católico, preparado por J.A. Hernández Latas, Víctor Lahuerta, Carlos Forcadell y Álvaro Capalvo. Una edición memorable, cuidadísima, con vistas a veces inéditas salvo en las viejas postales que publicaba este laborioso francés en Barcelona. Me apena e intriga por qué al hablar de la época en Zaragoza tan queridos amigos ignoran mi obra en cuatro tomos, de ya casi hace veinte años, Gente de Orden, dedicada precisamente a Aragón durante la dictadura de Primo de Rivera. No es la primera vez, y me temo no sea la última, pero si el autor, por sonrojo que le produzca, no pregunta, quizá no lo haga nadie más.