08/06/2015

Lo que a nadie le importa

Sergio del Molino

Literatura Random House. Barcelona, 2014

253 páginas

 

aAWLUhlDLo que a nadie le importa reedita la fórmula literaria que Sergio del Molino ya empleó en su anterior novela, La hora violeta, también publicada por Random House Mondadori. La fórmula Del Molino mezcla al menos los siguientes géneros: el periodístico, las memorias, la novela y la lírica. La faceta periodística deviene de su actividad profesional; las memorias de una vocación personal hacia la no ficción. La novela dota de narratividad al conjunto y, por último, el lirismo que impregna la prosa confiere a su autor la originalidad que lo distingue en el panorama literario actual.

En todos los géneros descritos hay un nexo de unión que da fuerza a Lo que a nadie le importa: el personaje José Molina Bueno, abuelo del autor y protagonista. José Molina combatió del lado franquista en la Guerra Civil, sobrevivió a la batalla del Ebro –río en el cual practicó el remo en su juventud–. Acabada la guerra, se casa con Carmen de Lara y se convierte en uno de los primeros empleados de El Corte Inglés de la calle Preciados. El autor se pregunta por qué en aquellos tiempos no trato de granjearse la amistad de Ramón Areces, la cual tal vez le hubiera granjeado ascensos, e incluso un puesto directivo en la futura gran empresa.

Toda la novela parece ser una indagación del autor en torno a la figura de su abuelo, un hombre que en apariencia lo tenía todo a su favor para ser feliz, y que sin embargo ira gestando una amargura interior que se convertirá en ira larvada. Hasta el punto de pronunciar, en su lecho de muerte, la frase dirigida a su mujer que se convierte en el leitmotiv del libro: “De ti no quiero ni que me cierres los ojos”.

José Molina adquiere de este modo una dimensión épica que nos recuerda vagamente a los personajes de las películas de John Ford: la estampa del hombre recto pero lúgubre, duro, incapaz de amar. Hay algunos momentos de la novela que me han gustado especialmente por el misterio que encierran. Por ejemplo, aquel en que Del Molino nos relata cómo su abuelo atesora en la casa familiar de Bubierca libros sobre la batalla del Ebro, libros en ocasiones de poca calidad, y que por lo general es incapaz de leer completos. Simplemente se apilan en una lóbrega estantería como si fueran una metáfora de su propia conciencia.

También resulta de interés el modo en que el autor mezcla la novela de su abuelo con su propia memoria, presentando esta última a modo de digresiones del relato principal, las cuales logra hilvanar sin estridencias, mediante recuerdos, o mediante el simple enunciado de una idea. Todo ello da pie al lirismo que impregna el libro y le confiere un estilo propio, descarnado en ocasiones, incendiario a veces, íntimo siempre, donde el autor nos habla en primera persona introduciendo una auténtico collage de referencias metalitararias, metamusicales, metahistóricas, sin que dicha acumulación llegue en ningún momento a resultar pedante o aburrida.

En resumen, Lo que a nadie el importa es una novela notable, muy bien escrita y original por la poética de su autor y por la mezcolanza de géneros made in Del Molino.

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