07/07/2015

Novela, ensayo

Hace casi tres lustros que tuve la gran satisfacción de editar, en la Biblioteca Aragonesa de Cultura (IFC e Ibercaja), el libro de José Luis Melero “Leer para contarlo”. Un auténtico “crack”, como ahora se dice, en el mundo de la erudición bibliófila aragonesa, sin duda el número uno hoy, que recoge mil anécdotas, reflexiones, datos, de lectura amenísima. Lo reedita Xordica, con una preciosa portada de Jorge Gay. Y es, sigue siendo, una aportación magnífica a la historia de la literatura nada menor, sino distinta, de las académicas. El autor, en un prólogo ad hoc, nos explica donosamente que: “aunque parezca mentira hubo un tiempo en que no se podían comprar libros en todas las librerías del mundo sin salir de casa y solo con encender el ordenador, sino que había que ir a su caza y captura allí donde se encontraban, casi siempre en lugares abruptos y recónditos y en los anaqueles, tan polvorientos como destartalados, de las más pintorescas librerías de viejo, pues de otro modo esos libros no podrían llegar nunca donde uno estaba. Y hubo un tiempo en que la cultura se adquiría leyendo libros, revistas y periódicos y no consultando Facebook ni páginas en internet. De ese tiempo habla este libro, que fue escrito hace solo catorce años aunque parece, por cómo ha cambiado el mundo, que hayan pasado siglos”. Eureka.

Libro-de-Melero

 

El viernes ocho de mayo, a las siete de la tarde, dentro de los actos programados para la XXII Feria del Libro de Andorra, Joaquín Carbonell, el cantautor, periodista y escritor nacido en Alloza presentó en el Salón de Actos de la Casa de Cultura de Andorra su última novela, El Artista, acto del que recogemos la crónica de Mariano Martínez Luque para el Centro de Estudios Locales de Andorra y su comarca:

“Javier Alquézar, Director del CELAN, que es quien acompañó a Joaquín Carbonell en la presentación de esta novela, prefirió hacerlo a modo de tertulia entre ambos, y empezó su charla con un breve resumen de la vida de este hombre polifacético relatando algunas de las actividades en las que ha participado o ha estado involucrado en su trayectoria tanto artística como profesional. Algunas de ellas fueron la de participar como músico en la Orquesta Bahía de Alloza, escribir información musical en Lucha (hoy Diario de Teruel) cuando estaba aún en el instituto, recorrer los pueblos como cantautor de la llamada “Nueva canción aragonesa”, ser el autor de catorce libros, entre ellos dos libros de poemas y dos novelas anteriores a ésta, trabajar como periodista en El Periódico de Aragón…

2, Carbonell

Tras esta descripción bastante amplia entre del presentador del acto sobre la experiencia vital del autor de esta su última obra El Artista, se dio paso a la descripción del argumento en la misma línea de charla entre ambos, situación que mantuvo al público asistente muy pendiente del continuado intercambio de opiniones sobre los aspectos literarios e históricos relacionados con ella.

La historia narrada en la novela trascurre allá por el año 1961, y el personaje principal Antonio Zaera es hijo de un minero andorrano que, tras vivir la primera etapa de su vida, hasta su adolescencia, en estos territorios bajoaragoneses y más concretamente en Andorra, se marcha a vivir a Sitges para trabajar de camarero. Desde ahí inicia un largo periplo de vivencias entre las que destaca sobre todas la de haber actuado en la película “Viridiana”, dirigida por el calandino Luis Buñuel.

Para Javier Alquézar la lectura de la obra recuerda a autores como Vázquez Montalbán y sus secuelas mediterráneas (Camilleri y Márkaris), sobre todo en detalles como las descripciones gastronómicas y las continuas alusiones al mundillo cultural y político de la época, sin faltar una cierta dosis de intriga que se resuelve de forma sorpresiva al final de la novela, en un permanente viaje de ida y vuelta al pasado a base de flash-backs. Tiene además según él una gran influencia de la cultura francesa que está inmersa en la novela y que era, por otra parte, la propia de la época en España. En las descripciones sobre algunas de esas escenas, Joaquín dijo que la novela tiene mucha información de aquella época de principios de los años sesenta del siglo pasado, en la que se desarrolla la historia, la misma en la que el propio autor vivió su juventud, pues él es de la misma edad que el protagonista Antonio Zaera. Según el autor, la novela siempre es un artificio para contar historias, por lo que en esta suya, dentro de la ficción, ha querido seguir manteniendo unas descripciones lo más parecidas posibles a los hechos que ocurrían en aquellos años sesenta del siglo pasado, como eran los acontecidos o pudieron haber ocurrido en lugares tan emblemáticos por entonces de Andorra como el Salón Medina, el Bar El Manantial o en el entorno del quiosco de El Pablo. Considera también que los autores de las novelas no deben de volcar en ellas ni sus frustraciones ni sus pasiones. Según él y según también muchos otros novelistas hay una regla de oro en la novela, todo aquello que no haga avanzar la historia hay que quitarlo. Y añadió que lo más difícil en la creación de una obra es tener que realizar muchas veces esta labor de eliminar todo aquello que no va a resultar interesante para el lector, pues como en el caso de esta novela hubo párrafos muy entrañables que consideró necesario no incluirlos en la narración. Él aseguró que ha tenido que quitar mucho, principalmente para no aburrir con demasiada información a los posibles lectores que no conozcan el entorno de Andorra, pues a veces resulta pesada para ellos este cúmulo de detalles tan excesivos con los que a veces se cargan la novelas de este tipo. También estimó que hay que tener cuidado con no implicar a personas que existen con las que aparecen en la ficción, por la posible alusión a alguien con algún hecho descrito que le pudiera resultar desagradable.

Casi al final de esta entrevista Javier hizo un comentario a una referencia, que leyó, que se hace en la novela sobre la llegada de los inmigrantes andaluces a estas tierras aragonesas y que calificó como homenaje a estos extremeños, murcianos, andaluces… algo que ratifica Joaquín. Tras el señalamiento de los abundantes apuntes autobiográficos, Javier le preguntó la razón por la que  había elegido Andorra como lugar de nacimiento y crianza del protagonista y no su propio pueblo, Alloza. Joaquín le responde que porque Andorra tenía entonces, como tiene ahora, más vida social y económica y más expectativas que Alloza. También considera Javier, algo que ratifica también el autor, que hay una constante en la historia sobre “las relaciones chico-chica” como se decía entonces, justificándolo Joaquín como que era efectivamente otra constante de la época, una obsesión por establecer este tipo de relaciones como forma de divertirse, tal y como si conquistar a una chica fuese como una especie de trofeo. El gusto y la pasión por involucrase en esta tarea de ligar con las chicas, considera el autor con una sonrisa, era tan constante en los chicos como actualmente lo es ver los partidos de fútbol de Madrid y del Barcelona.

El acto terminó, tras algunas preguntas por parte de los asistentes, con la interpretación de la última canción que Joaquín Carbonell ha realizado “De Teruel no es cualquiera”, algo que el público agradeció con un emocionado y fuerte aplauso, que dio paso a la firma de ejemplares de la obra por su autor.