16/10/2015

Por la Ruta 66: de Kingman a Williams (Arizona)

La Ruta 66, denominada la Calle Mayor de Norteamérica, constituye una referencia mítica para la cultura popular, una ruta legendaria por lo que supuso de recorridos sin destino, viajes en libertad, a lo largo de distancias inacabables jalonadas de lugares curiosos, plasmados en las “road movies”.  

 

Motel en la ruta 66 / foto: RSA

Motel en la ruta 66 / foto: RSA

La Ruta 66, la “carretera Madre”

La Ruta 66 es la carretera interestatal que atravesó Estados Unidos de costa a costa, desde Chicago a Santa Mónica (Los Angeles), con un recorrido de cerca de 4.000 Kms. Se acometió en 1926 para aprovechar al máximo los tramos de carretera ya existentes, de los que solo estaban asfaltados 1.300 Kms. Quedó asfaltada en toda su extensión en 1937.

Atravesaba ocho Estados: Illinois, Missouri, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California, lo que hace imaginar la diversidad de territorios y paisajes por los que discurría. En “Las Uvas de la Ira”, publicada en 1939, John Steinbeck fue el primero en referirse a la Ruta 66 como la “Carretera Madre”.

Las décadas de los 40 y 50 del pasado siglo fueron las de mayor esplendor para la ruta, pues cientos de moteles, restaurantes y atracciones turísticas varias fueron instalándose a lo largo de su recorrido. En la década de 1970 inició su decadencia y, con el paso del tiempo y la construcción de mejores trazados de carretera alternativos, la Ruta 66 ha ido desapareciendo de los mapas de carreteras “oficiales”, tras su gran deterioro después de la segunda guerra mundial.

 

Desde Las Vegas a Williams

En nuestro viaje, partiendo de Las Vegas hacia el Gran Cañón del Colorado,  era tentador dedicar una jornada a recorrer el tramo ininterrumpido más largo (unos 300 Kms,) que sigue hoy día intacto y en uso de la histórica carretera, que transcurre por Arizona.

Hoover Dam  / foto: RSA

Hoover Dam / foto: RSA

 

Tras salir de las Vegas, por la carretera 93, a 55 Kms., sobre la línea divisoria entre Nevada y Arizona, se halla la presa Hoover Dam, de 222 metros de altura, que era la más grande del mundo cuando se concluyó en 1935. El agua embalsada forma el Lago Mead y genera electricidad para varios Estados. Es un lugar muy frecuentado por visitantes y turistas, dada su grandiosidad e instalaciones; un viaducto de la carretera, construido hace muy pocos años, permite una hermosa vista panorámica.

Siguiendo adelante, recorridos otros 150 Kms., se toma el desvío a la ruta 66, que discurre desde Kingman a Williams. A su paso por  Kingman (cuyo nombre recuerda a un ingeniero de ferrocarriles y explorador),  la ruta recibe el nombre de Andy Devine Ave, actor de westerns de serie B, natural del lugar. Un museo  ilustra la historia de la carretera.

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De Kingsman a Seligman / foto: RSA

Desde allí, a los lados de la vía, señales alusivas confirman que se va por la ruta 66. El estado de la carretera y su firme es bueno y su trazado no plantea problemas para la conducción. La circulación es muy escasa y se atraviesan en soledad enormes espacios desérticos, lugares lejos de la modernidad, paisajes que evocan a los pioneros del Oeste.

El visitante curioso puede explorar lugares que se cruzan o situados en las inmediaciones:  las cavernas del Gran Cañón, cráteres de meteoritos, el antiguo poblado minero de Hackberry; la mina de oro de Oatman; Peach Springs, cabecera de la Reserva de los Indios Hualapai.

Seligman  / foto: RSA

Seligman / foto: RSA

Pernoctamos en Seligman, pequeña ciudad que se extiende a los dos lados de la carretera, en que se siente la América profunda, en medio de ninguna parte, un viaje al tiempo en que la ruta 66 era la calle mayor de Norteamérica. Se trata de un enclave que brinda a los visitantes el escenario que se desea, con amabilidad y cierto humor. A ambos lados de la carretera se suceden los moteles, con sus vistosos letreros luminosos; los locales de época (saloons, la oficina de la diligencia, la cárcel, viejos almacenes) y de arquitectura extravagante y colorista, puestos de venta de artesanía india y establecimientos de souvenirs (camisetas, gorras, llaveros, y un batiburrillo de objetos insólitos). Chevrolets descapotables y antiguos coches de la policía completan un curioso decorado. Algún local con música country y restaurantes acogedores completan el cuadro.

Cenamos en el Road Kill Café (subtitulado “este lugar realmente existe”) a plena satisfacción. El local, adornado con numerosas cabezas de venados disecados y enun ambiente con atmósfera del lejano Oeste, ofrece el disfrute de grandes raciones de steaks, hamburguesas, pollo frito y aros de cebolla, regadas con sabrosas jarras de cerveza.

 

En el Road Kill Café / foto: RSA

En el Road Kill Café / foto: RSA

Dormimos en el Supai Motel, confortable y dotado de los servicios necesarios (incluso pudimos ver en la habitación el último episodio de la serie de “Juego de Tronos” todavía no emitido en España). Y a la mañana siguiente concluimos este tramo de la ruta 66 pasando por Williams, conocida como “la puerta hacia el Gran Cañón del Colorado”, que es adonde nos dirigíamos.

En resumen: Recorrer la ruta 66 resulta una interesante experiencia y supone un atractivo salto atrás en el tiempo, sin las incomodidades de aquella época.

Mate en la 66 / foto: RSA

Mate en la 66 / foto: RSA