Viola, el genio de lo figurativo-abstracto
Existen personajes cuyas vidas, parecen sacadas de una película, o una serie dramática. En donde la moraleja parece ser, que cuantas más veces la vida te pone aprietos para caer, con más fuerza, debes levantar. La figura de Viola fue desde luego un torbellino con muchas anécdotas, una mezcla entre la luz y tiniebla, como su pintura. Viola, miembro del grupo El Paso –colectivo plástico más importante de la segunda mitad del siglo XX- junto al oscense Antonio Saura y el turolense Pablo Serrano, fue uno de los artífices de la renovación de la pintura española de posguerra. Los episodios bélicos vividos del treinta y seis en España, y la segunda guerra mundial dieron a Viola una profunda experiencia vital, que permitió una metamorfosis artística, por la que el José poeta, iba a dejar paso al Manuel pintor, nombre con el que se dio a conocer en el XII Salón de París del año 1945. En los años 50 y 60, Viola atrapa la luz desde un fondo oscuro, aunque pronto se decantaría por el automatismo simbólico e ilusionista, que predominaba entre los artistas españoles de la época. A comienzos de la década de los setenta, la pintura de Manuel Viola, toma un auge de universalidad. Expondrá en París, Bruselas y Zúrich, iniciando una etapa fecunda con dominio en su pintura del color verde. No está en nuestra mano, el realizar un estudio sobre el gran pintor zaragozano, del que este año, se conmemora el centenario de su nacimiento. Sino más bien, servir de base entre la forma y la figura del personaje.
Para conmemorar esta efeméride, la Diputación Provincial de Zaragoza, ha inaugurado una exposición retrospectiva titulada: Manuel Viola, en el recuerdo del porvenir. Su comisario, Javier Lacruz, experto en la obra del artista zaragozano, y autor del primer estudio serio y totalizador, en la que da buena cuenta del carácter indisociable entre su vida y su pintura. Se exhiben en la muestra más de un centenar de obras. Una decena de esos cuadros, nunca quiso desprenderse en vida el propio artista, obras como: La saeta (1958), España, aparta de mí este cáliz (1965), Ventana a la muerte (1967) o Isla de los muertos (1985). Del psiquiátrico de Sainte-Anne del París pintó la Femme bandée, que en esta exposición se rescata del olvido junto con algún manuscrito. Entre las novedades, destacan los dibujos y collages, procedentes del Museu d, Art Jaume Morera, de Lleida, de cuando todavía se hacía llamar José Viola Gamón, y un completo álbum fotográfico, que recoge a ese Viola primitivo, rudo, intuitivo y romántico.
Una exposición, que intenta revitalizar la tarea intelectual y artística, de un artista muy conocido, pero poco estudiado, que ha dado lugar a mal interpretaciones en su biografía, y desvirtualizaciones de su pintura eternamente creativa, a raíz falsificaciones. Un artista siempre en la confluencia entre lo soñado y lo vivido.
Manuel Viola. En recuerdo del porvenir.
Diputación Provincial de Zaragoza
18/02-29/05/16