23/11/2017

Para entender nuestro tiempo. El s. XX de Josep Fontana

Josep Fontana es el principal historiador español de la época contemporánea. Escribe con enorme rigor, citando miles de libros, explicando lo que cuenta con sencillez y claridad, y transmite, era inevitable, una enorme lucidez pesimista, sobre cómo está el mundo y por qué se ha llegado a esta situación. Ya que “las luchas colectivas de las sociedades humanas han sido motivadas ante todo por la esperanza de acceder a… la libertad y la igualdad”, y tras haber marcado el siglo XX la Revolución Rusa, gran amenaza para el orden establecido, a los terribles acontecimientos presididos por dos atroces guerras mundiales sucedió un periodo de esperanza, crecimiento, racionalidad.

Nos cuenta con detalle la Gran Guerra, “una hecatombe sin precedentes, con pérdidas en una escala monstruosa”: diez millones de soldados, siete de civiles. En la hora de la Revolución rusa, de enorme impacto en Europa, parecía posible adelantar el socialismo; pero señala con dolor, “los partidos socialdemócratas, teóricamente revolucionarios… colaboraban con las fuerzas reaccionarias… en el caso de Alemania con el propio ejército prusiano, para combatir a sangre y fuego a los comunistas”. En la fase siguiente se trató de restablecer el orden, a la vez que se repartían aún más el mundo las grandes potencias. El mapa planetario había cambiado notablemente, la colonización favoreció la tribalización y la etnicidad y estuvo en el origen de muchas de las grandes tragedias de África. Y estallaron los desequilibrios mundiales en la crisis iniciada en 1929, de terribles efectos.

Sigue un amplísimo y magistral estudio de la II Guerra Mundial, la mayor de la historia, que dejaba 60 millones de muertos, en su mayoría civiles, casi la mitad soviéticos y una cuarta parte chinos. Se inicia entonces el siglo americano, cuando los Estados Unidos aspiran a restablecer un libre comercio en el que tendrían un papel predominante, base de su supremacía política. Aunque cayó en una guerra fría insensata, que arruinó la economía de la URSS y dedicó la suya a un rearme costosísimo. Entre 1945 y 1975 los paises desarrollados registraron las mayores cotas de igualdad conocidas e hicieron acariciar “la ilusión de un mundo de progreso continuado en que los grandes objetivos sociales de los revolucionarios podrían alcanzarse pacíficamente por la vía de la negociación”. A esa “marea alta”, con el nivel más alto de progreso y democracia, a pesar de múltiples conflictos, sucederán tiempos revueltos y un giro contrarrevolucionario que produce un enorme desencanto en las clases medias y bajas y un desengaño y frustración en tanta gente comprometida.

Cuando la guerra fría termina en 1989 con la caída del muro de Berlín y el desplome rápido de la URSS, “el capitalismo liberal había ganado el conflicto y proclamaba su derecho a extenderse a escala mundial”. Se produjo “la reconquista del poder por las clases dominantes y a una fase de retroceso social” que ha culminado en la gran crisis en que nos encontramos. A comienzos del s.XX se produce la refundación del Imperio americano, aunque también su crisis. En los capítulos finales explica Fontana “el proceso global que ha conducido a consolidar un orden social injusto, a través del aumento de la desigualdad”, en esta, ya nuestra, época de guerra e incertidumbre. Y el recorrido por un siglo de luchas concluye con un análisis de los mecanismos en que se basa el triunfo creciente de la desigualdad, con su secuela de pobreza y estancamiento, en un dramático contraste con las previsiones en que creímos en el pasado. A todo eso se agrega “una débil demografía, las deficiencias de la educación y la carga creciente de las deudas del estado”. Y termina citando un artículo de Martin Wolf en el Financial Times: “Acostumbraos a esto. No cambiará”.

No se le podrá acusar ni de falta de datos, que amontona con agilidad, junto a anécdotas terribles, comentarios airados pero contenidos, ni de claridad contundente. Y, preguntará el lector pertinente, ¿Cataluña? No rehúyo, y menos él, abordar el tema que le ha supuesto un auténtico calvario, por manipulaciones y ataques. EL profesor Fontana, muy enfermo, retirado en su casa hace cuatro meses, afirma en una excelente entrevista en eldiario.es, esta frase nada ambigua: “Lo que se estaba planteando para el 1 de octubre, y que muchos defendemos teniendo en cuenta que una secesión en los términos actuales es imposible, era una consulta que como mínimo permitiera a la gente expresar su opinión. Expresar sus quejas sobre muchos años de mal gobierno. Buena parte de todo esto nació por la ofensa del Estatut y como rechazo de las políticas aplicadas para la salida de la crisis. Había un malestar profundo, un sentimiento de maltrato especial. Había motivos que justificaban que se dejase por lo menos expresar esta opinión”.

Josep Fontana, El siglo de la Revolución. Una historia del mundo desde 1914. Crítica, Barcelona, 804 páginas.