11/07/2018

Historia de una epopeya

Más allá de la historia de los reinos particulares, de las grandes tradiciones culturales y de las identidades nacionales. Europa, en la Edad Media, fue una época oscura, de luchas y supersticiones, de miedo e ignorancia. Durante ese periodo, todos los niveles de la sociedad experimentaron grandes cambios. La expansión urbana transformó el paisaje. A medida que aumentaba el poder y el estatus de los gobernantes, las fronteras y las culturas iban quedando establecidas con más firmeza, poniendo los cimientos de los Estados nación europeos modernos. La iglesia dominaba las vidas y las actitudes diarias, mientras que la expansión de las rutas comerciales, en el interior de Europa y más allá,  incrementó los contactos interculturales. No es nuestra intención, el realizar ninguna clase magistral, más bien, poner en antecedentes al lector sobre la nueva novela de Jorge Molist, Canción de sangre y oro, que por el propio título, parece salido de la serie Juego de Tronos, de  George R. R. Martin, y la verdad, no va muy alejado de la realidad. Desde que el hombre es hombre, la lucha por el dominio entre reinos, ha formado parte de nuestra historia. La épica de la sangre como forma de lucha, odio, muerte y guerra, conquista y honor, fueron más que palabras, fueron  formas de vida, en un periodo violento, como fue la Edad Media.

Nos encontramos en el siglo XIII, La Corona de Aragón, estaba a punto de vivir la  mayor expansión de su historia, con Pedro III el Grande,  a la cabeza, quién continuó la labor de su padre, Jaime el Conquistador, expandiendo sus territorios por el Mediterráneo. Como ya sabemos, durante este periodo, los matrimonios entre reyes, en la mayoría de los casos, eran más por alianzas políticas que por amor. Sicilia se encontraba desde 1266 bajo la soberanía de Carlos de Anjou, quien, con el apoyo del papa Clemente IV, que no deseaba a ningún Hohenstaufen en el sur de Italia, había sido investido rey tras derrotar en Benevento a Manfredo, quien falleció en la batalla. Tras la muerte de los tres hijos varones de Manfredo La línea sucesoria pasó entonces a Constanza, quién había sido prometida al, por entonces, infante Pedro III. A la muerte del rey Jaime I, y convertido ya Pedro III en rey de la Corona de Aragón, aprovechó su matrimonio con Constanza,  para reivindicar la corona de Sicilia. La novela sigue la historia muy estrictamente, relatando este tipo de acontecimientos históricos  sin llegar a aburrir al lector. La estratégica utilizada por Pedro III es, sencillamente, perfecta. En el año  1281, Pedro III armó una flota de la Corona aragonesa, para invadir Túnez y solicitó al recién elegido papa una bula que declarara la operación militar como cruzada, pero Clemente IV, de origen francés y partidario de Carlos de Anjou, se la negó. Cuando la flota se disponía a zarpar, tuvieron lugar en Sicilia los acontecimientos conocidos como vísperas sicilianas, una especie de revueltas contra los últimos abusos de Carlos de Anjou, que provocaron la expulsión de la isla, tras una gran matanza, de los franceses. Los sicilianos enviaron entonces una embajada a Pedro III ofreciéndole la corona siciliana, siendo coronado en la ciudad de Palermo un 30 de agosto de 1282. El papa Martín IV respondió a la coronación siciliana de Pedro III con su excomunión, y su deposición como rey de Aragón, que sería ofrecida al segundo hijo del rey de Francia, Carlos de Valois.

Por un momento, imaginémonos la que se le venía encima a Pedro III. Un reino con poco poder, se enfrentaba  a los tres mayores poderes del siglo XIII: Francia, el papa y Carlos de Anjou, convertido en emperador mediterráneo. Los tres franceses y aliados entre sí. A pesar de que, paradójicamente era la lucha entre David contra Goliat, lo cierto es, que el resultado, a favor del monarca aragonés, cambió la historia de Europa y asombró al mundo.

Entre batalla y batalla, que se van dando a lo largo de la novela, surgen  determinados capítulos, donde las mujeres son las protagonistas  transmitiendo amores, pasiones, sentimientos…etc… A pesar de la habilidad y el oficio del autor, para describir  en líneas generales bastante bien, el modo de vida de las gentes del siglo XIII, lo cierto es, que   se esperaba que la historia  llegara hasta el final, y contara los sucesos posteriores que acaecieron a la “liberación” de Sicilia, por parte de Pedro III. ¿Quizás para una próxima novela?

Jorge Molist. Canción de sangre y oro. Planeta. 2018. 652pgs