GUMERSINDO SÁNCHEZ GUISANDE, CATEDRÁTICO Y DECANO DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE ZARAGOZA. CONCEJAL DEL AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA. UN DESTERRADO Y REPRESALIADO POR EL FRANQUISMO.
Gumersindo Sánchez Guisande
¡Cuánto talento perdimos y que disfrutaron los sudamericanos! Y también, ¡Cuánto dolor y sufrimiento tuvieron que soportar todos esos españoles exiliados! El culpable es conocido por todos, no quiero ni citar su nombre. También colaboraron otros muchos españoles.
Hay un artículo extraordinario Aterrados, desterrados y enterrados: La represión franquista del profesorado universitario de Marc Baldó Lacomba de la Universitat de Valéncia. Es muy duro, y que usa los términos aterrar, desterrar y enterrar, que fueron creados por el profesor chileno de origen valenciano José Ricardo Morales, que también desconocía hasta hace poco. Insisto es un texto durísimo.
“La exclusión del disidente se realizó mediante tres procedimientos violentos que nadie ha definido mejor –creo– que el profesor chileno de origen valenciano José Ricardo Morales. Los tres procedimientos, según este profesor, tienen que ver con la palabra tierra. A unos disidentes se les enterraba: se les fusilaba, se les mataba a palizas o en penosas condiciones en la cárcel… A otros disidentes se les desterraba: se les forzaba al exilio, se les expulsaba del país, se les trasplantaba… Y a otros, en fin, se les aterraba –se les echaba a tierra, se les derribaba–: se les abatía, se les encarcelaba, se les castigaba, se les dejaba sin trabajo, se les depuraba, se les confiscaban los bienes, se les humillaba, se les hacía callar, se les imponía el exilio interior, se les obligaba a unas condiciones de vida y trabajo durísimas que constituyen la autarquía. A los fusilados se les privaba de la vida, a los exiliados del entorno, la tierra y las raíces, y a los aterrados de la libertad (prisión), del trabajo (depuración) y de los bienes (sanciones económicas)”.
Quiero citar a uno de estos desterrados GUMERSINDO SANCHEZ GUISANDE. Los datos los he sacado del artículo «Gumersindo Sánchez Guisande (1892-1976) , un pediatra acompostelano en el exilio de Andrea Maria Bau Universidad de Buenos Aires -UBA-Institute of History of Spain Dr. C. Sánchez Albornoz.
Nació en Santiago de Compostela (La Coruña) en 1892, en una familia de agri-cultores (de parte del padre) y de marinos (de parte materna) y falleció en Mendoza, Argentina, en 1976. Nunca regresó a España, a pesar de invitaciones formales. Fue anatomista, pediatra, maestro, escritor. En 1928 llegó a la Facultad de Medicina de Zaragoza para hacerse cargo de la cátedra de Anatomía descriptiva y Técnica anatómica, comobrillante docente, investigador e innovador —fue uno de los primeros mé-dicos españoles en incorporar medios como la fotografía en la enseñanzade la ciencia médica. Durante su estancia en Zaragoza organizó cursos de ampliación sobre Embriología y Anatomía comparada (1928), Anatomía quirúrgica (1929) y Anatomía del sistema nervioso central (1929-1930). En 1933 fue nombrado Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza. Durante estos años de activa vida profesional, abordó públicamente temas de avanzada, como la situación de las madres solteras, con contundentes denuncias frente a la discriminación de la sociedad frente a ellas, el desigual tratamiento colectivo frente al varón, a quien denominaba el otro culpable de la situación. Clamó por la necesidad de gestar institu-ciones que protegieran y acompañasen a las madres solteras, como las“Maternidades Secretas”, ya implantadas en países vecinos. Preocupaba a Sánchez Guisande los casos de niños expósitos y el infanticidio perpetrado en ocasiones por madres sumidas en la desesperación y sin una contención social adecuada.
En estos años va apareciendo, junto a su accionar profesional, un perfil político y militante bien marcado. Se unió al Partido Republicano Radical Socialista y luego a Izquierda Republicana. En 1934 llegó a ser Concejal en el Ayuntamiento de Zaragoza por este Partido. Fundó el“Hostal para Mendigos de la ciudad y transeúntes”. También durante su etapa de Concejal tuvo especial dedicación a los problemas sociales, principalmente respecto a los niños y las escuelas, tal como escribió en su libro El Municipio de Zaragoza y sus problemas de cultura (Zaragoza,1932), donde puso particular énfasis en temas vinculados a la enseñanza y los cuidados escolares de los menores. En 1935 figuró como Miembro de la Association Internationale pour la protection de l’Enfance, y fue designado Presidente del Congreso Internacional de Anatomía Luso Hispano Americano. Siempre en Zaragoza, ese mismo año lo encontramos ejerciendo como Médico Adscripto del Dispensario Antituberculoso y como Médico Jefe Interino de los Servicios de Higiene Infantil de la Inspección Provincial de Sanidad. Fue durante este período tan productivo donde recibe, a nivel personal, un duro golpe con la enfermedad y el fallecimiento de su joven esposa, prestigiosa médica y compañera comprometida de ruta, Elisa Fernández de la Vega, en el año 1933. Era tía de la ex-vicepresidenta del Gobierno de Rodríguez Zapatero, Maria Teresa Fernández de La Vega.
En “Los médicos españoles en el exilio”, Francisco Guerra señala que El relato del exilio médico debe comenzar citando los 165 médicos asesinados en la zona de las fuerzas sublevadas, que pudieran ser llamados «los médicos del exilio absoluto». Son aquellos que no llegaron a escapar, son aquellos sobre los cuales cayó de forma intempestiva lairracional persecución. Mucho se ha reflexionado sobre las repercusiones que tuvo sobre la ciencia española en todas las disciplinas este giro de la historia que llevó al poder al franquismo y forzó la intempestiva salida de científicos de todas las áreas.
Este fue el caso Gumersindo Sánchez Guisande que tuvo que escapar de zaragoza para no ser fusilado. y tras muchas vicisitudes llegó a Argentina con lo puesto y dejando a sus tres hijos en España, que no los pudo ver hasta 1947.
Los acontecimientos que rodean su salida nos obligan a pensar el exilio como una ruptura brutal de la cotidianeidad de los individuos afectados, influyendo indefectiblemente sobre sus roles, su status, su inserción como seres sociales en su historicidad específica, causando daños profundos. Efectivamente, Sánchez Guisande fue sorprendido en la capital aragonesa por el golpe militar que da inicio al conflicto en julio de 1936. Por su accionar político en el partido de Izquierda Republicana, fue destituido de sus cargos y su biblioteca fue totalmente requisada.
Carlos Sánchez Reguero, Secretario General de la Universidad de Zaragoza, certificaba —con el “visto bueno” del Sr. Rector— D. GONZALO CALAMITA- que:“De acuerdo con lo dispuesto por la Junta de Defensa Nacional, y por las conocidas actividades políticas, sociales y antiespañolas de los catedráticos de la Facultad de Medicina, Don Santiago Pi y Suñer, Don Gumersindo Sánchez Guisande y Don Felipe Jimenez de Asúa, he resuelto la destitución de tales señores, así como el embargo de sus bienes muebles e inmuebles”.
En lo inmediato y junto con sus hijos, permaneció oculto algunos días en la casa de un religioso gallego, canónigo de la catedral de Zaragoza. La situación se tornaba cada vez más riesgosa. Manifiesta su hijo Wenceslao que:“Habían detenido a muchos amigos. Nuestro domicilio, de la calle Sagasta, había sido asaltado y saqueado, el automóvil requisado. Testigos presenciales refirieron que los autores eran jóvenes armados, vestidos con el uniforme falangista, que robaron todo lo que había de valor, joyas de mi madre, objetos de plata, cuadros, etc. Posteriormente nos enteramos que el grupo estaba integrado por ex alumnos que nuestro padre había suspendido en los exámenes y por algunos hijos de renombradas familias zaragozanas.” Poco pudieron permanecer ahí, pero lograron trasladarse a Galicia donde en Santiago Sánchez Guisande se ocultó por casi dos meses con sus hermanos. Dejando a sus hijos al cuidado de algunos familiares, partió a Vilagarcía de Arousa en Pontevedra donde residían unos parientes políticos que, no solo lo albergaron, sino que le consiguieron falsa documentación con la cual logró cruzar la frontera portuguesa. Llegado a Lisboa, se embarcó rumbo a Buenos Aires, junto con otros gallegos. En Argentina tuvo que abrirse camino y desempeñó una labor profesional encomiable tanto en la asistencia como en la docencia sanitaria. Falleció en Mendoza (Argentina) en 1976 ya que no quiso volver a España. Motivos tenía. Termino con una pregunta para para reflexionar. ¿Qué délitos había cometido? Ustedes mismos.
La parte que viene a continuación está basada en el artículo «Las actividades de la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza durante la Guerra Civil (1936-1939) Las incautaciones y embargos de bibliotecas».de Luis Mariano Blanco Domingo de la Universidad de Zaragoza, Departamento de Ciencias de la Documentación e Historia de la Ciencia.
Me fijaré en la incautación de la bilioteca personal de Gumersindo Sánchez Guisande. Para un intelectual de su nivel, si hay algo que pertenece a lo más íntimo y personal, en tanto en cuanto ha servido para forjar su formación en todos los sentidos, es su biblioteca personal. Fueron auténticos desalmados, implacables e inmisericordes. Quitaron del medio a gente muy preparada y sus puestos los ocuparon gente, cuyos únicos méritos fueron el ponerse al servicio incondicional de la dictadura franquista.
«Las circunstancias del conflicto motivaron la adopción de una serie de medidas destinadas a favorecer la consolidación de los principios ideológicos del bando nacional. Una de ellas está íntimamente relacionada con la visión que, en determinados círculos y dirigentes del mismo, se tenía del intelectual, a quien consideraban tanto el responsable directo de haber diseminado las ideas antipatrióticas que provocaron el movimiento militar que acabó con la República, como su vinculación con una política del libro abyecta y peligrosa, por cuanto se utilizó como vehículo de expansión de sus ideas. La incautación y embargo de las bibliotecas de entidades y particulares se convierte por tanto en una necesidad quirúrgica y purificadora. Como salvaguarda y legitimación jurídica, la Orden de Vicepresidencia del Gobierno de 10 de junio de 1938 estipulaba la incautación de bibliotecas de organizaciones que formaron parte del Frente Popular o de personas a las que responsabilizaba de oponerse a la sublevación bien de forma directa o subsidiaria. El Inspector General Gómez del Campillo respondió que existían algunos procesos pendientes de resolución judicial, y que en cuanto se produjera el fallo de los mismos informaría debidamente al Ministerio. Se refiere a las bibliotecas particulares de Gumersindo Sánchez Guisande, Santiago Pi y Suñer y Felipe Jiménez Asúa, catedráticos de la Facultad de Medicina, requisadas por el Decano de la Facultad de Medicina Antonio Lorente Sanz siguiendo las instrucciones del Rector GONZALO CALAMITA. Sin embargo, la Universidad de Zaragoza ya había actuado previamente en ese sentido, impulsada por la implicación activa de su rector GONZALO CALAMITA en apoyo de los sublevados. Un oficio del mismo, fechado el 17 de noviembre de 1936, y dirigido al General Jefe de la Quinta División, solicitaba que las bibliotecas de los encausados citados anteriormente pasaran a engrosar los fondos de las Facultades de la Universidad. Meses más tarde, ordenaba al Decano de la Facultad de Medicina, Antonio Lorente Sanz, que se personara en el domicilio de Jiménez Asúa con el objetivo de hacerse cargo de su biblioteca, siguiendo órdenes del coronel jefe instructor Manuel Rodríguez Arnau. El interés porque sus colecciones pasaran a formar parte de los fondos de la universidad era muy alto, a juzgar por una nueva carta enviada al General Jefe en la que se reiteraba la petición de que “sean puestos a disposición de la Universidad las existencias de libros que resulten en los procedimientos de embargo realizados por la autoridad judicial”. En cualquier caso, los facultativos de la BUZ no intervinieron en ninguna de las fases del proceso, convirtiéndose en meros depositarios físicos de los volúmenes confiscados, y afirmando por tanto la exclusiva motivación política de las actuaciones.
El documento sobre las actividades de las personas afectadas por la resolución judicial, y que justificaba la confiscación de sus respectivas bibliotecas personales, se estructuraba en tres apartados: informe de la autoridad civil, informe judicial y por último acuerdo de la autoridad militar. En los tres casos este último concluye con un categórico: “Destitución”, a pesar de los matices que presenta en el caso de algunos “encausados”. Sánchez Guisande es definido como “radical-socialista”, estrechamente relacionado con Pi y Suñer, y acusado de haber desempeñado el cargo de concejal republicano en el ayuntamiento de Zaragoza. Pese a su filiación ideológica “tiene sentimientos católicos, recta moral personal y profesional y sanas costumbres”. La autoridad judicial, en la misma línea, considera que pese a dedicarse de forma activa a la propaganda y difusión de los programas electo-rales del Frente Popular, no puede demostrar ni afirmar sus concomitancias con “elementos revolucionarios”, como parece deducirse de los rumores públicos.
En el inventario de su biblioteca encontramos 195 obras de medicina, y un bloque heterogéneo y multidisciplinar, que integra numerosas obras que muestran su preocupación e interés por los temas políticos contemporáneos más candentes, y con una amplia representación de escritos pedagógicos de influencia institucionista. Entre ellas debemos destacar una buena colección de lecturas pedagógicas y sobre el desarrollo intelectual de la infancia (Pestalozzi, Johann Heinrich. Canto del Cisne, Leonardo y Gertrudis; Barnés, Domingo. El desenvolvimiento del niño, Preyer, W. El alma del niño, Menéndez Potenciano, Manuel. Fisiología de la educación, Decroly, Ovide. Educación infantil, Piaget, Jean El lenguaje y el pensamiento, Payot Educación de la voluntad, Montessori, María. Antropología pedagógica; Ferriani, Lino. Las mujeres y los niños en la vida social; Bunge, Carlos Octavio. Educación de los degenerados; Luzuriaga, Lorenzo. Programas escolares; Educación nueva; Kant, Pestalozzi y Goethe; Blanco, Rufino. Historia de la educación en España y América). Junto a ellas, convivían obras de institucionistas como Azcárate, Gumersindo de Estudios religiosos o Posada, Adolfo. Pedagogía con otras de autores conservadores como Aznar, Severino. Impresiones de un demócrata cristiano; o Maura, Gabriel. Bosquejo histórico de la dictadura; e incluso claramente fascistas como Vicente Gay o Giménez Caballero (Gay, Vicente. Las constituciones políticas: El verdadero gobierno de los pueblos. Giménez Caballero, Ernesto. Genio de España). Parecía además mostrar un gran interés por los aspectos políticos contemporáneos y el análisis del contexto histórico en el que se desenvolvía, a tenor de la presencia en su biblioteca de obras como Arenal, Concepción. Obras completas; Lamartine, Alphonse de. Historia deLa Revolución francesa; Castelar, Emilio. Discursos parlamentarios; Darwin, Charles. Origen de las especies; González Blanco, Edmundo. Los sistemas sociales contemporáneos: colectivismo, anarquismo, sindicalismo, bolcheviquismo, exposición doctrinal comprendida; Gassote, Pierre. La revolución francesa; García Morales, Juan. 3 años de lucha a favor de los humildes; Pi y Margall, Francisco. Las nacionalidades; Garcitoral, Alicio. España en pie. La revolución de 1930 y otros ensayos; Madariaga, Salvador de. Ensayo de historia contemporánea; Roosevelt, Theodore. Mirando al porvenir; Lerroux, Alejandro. Al servicio de la República; Altamira, Rafael. Historia de España; Castro, Cristóbal de. Fariseos de la República; Ayensa, Emilio».