Los botánicos de la flora pirenaica

Uno de los regalos editoriales naturalistas más interesantes recibidos durante el año 2010 fue protagonizado por la revue-dossier titulada Les feuilles du pin à crochets. Esta publicación periódica anual especializada en el estudio y divulgación de la cultura pirenaica, realizó su novena entrega, dedicada en esta ocasión como número extraordinario a Les botanistes de la flore pyrénnéenne. Se trata realmente de un espléndido libro de más de trescientas páginas, impreso en Pau con el apoyo del Conseil Régional d´Aquitaine, donde se ofrece en forma de diccionario una serie de síntesis biográficas correspondientes a aquellos botánicos ya desaparecidos que en distintas épocas han estudiado la flora pirenaica, aunque en muchos casos no lo hicieran de forma exclusiva. Franceses y españoles, con notable presencia aragonesa, pero también italianos, alemanes, suizos, suecos y británicos forman el conjunto de los 208 personajes cuyas vidas nos presentan 16 autores que no son historiadores ni etnólogos, sino botánicos continuadores de los caminos que emprendieron aquellos predecesores de quienes ahora se han ocupado.

Los editores rinden homenaje con esta obra a dos auténticos sabios, que afortunadamente todavía se encuentran entre los máximos expertos contemporáneos en el conocimiento de la vida vegetal pirenaica: Pedro Montserrat Recoder y Jean Vivant. Han realizado la coordinación editorial y científica Hélène Saule-Sorbé y Gérard Largier, respectivamente.

Las biografías de los botánicos españoles han sido redactadas por Luis Villar, botánico investigador del CSIC en el Instituto Pirenaico de Ecología, ex-vicedirector de la prestigiosa institución jaquesa y autor de numerosas obras, entre ellas la dirección y participación en la redacción del Atlas de la Flora del Pirineo aragonés; Marcel Saule, autor de la Grande Flore des Pyrénées; Luis Erneta, de la Universidad de Navarra, y Jean-Jacques Amigo, que se ha ocupado de quienes estudiaron la parte oriental de la cordillera.

Aunque se trata de un libro de 312 páginas, especialmente recomendable para botánicos, historiadores de la ciencia y pirineistas, la diversidad de los biografiados y la cuidada y abundante iconografía, en buena medida inédita, ameniza la lectura al resto de personas interesadas siempre que posean nociones de lengua francesa, mientras no se publiquen las oportunas traducciones.