El espíritu del Alto Alfambra
El sábado 4 de junio se celebró la I Jornada científico-cultural de Aguilar del Alfambra. Tuvo por tema La geología en la sociedad del conocimiento. Se pretendía hacer una reflexión sobre la función social de la Geología y ponerla en relación con los recursos geológicos locales. Sin embargo, y siendo un objetivo ambicioso, la Jornada fue más allá. José Luis Simón, catedrático de Geodinámica Interna, dio una primera pista al establecer como parámetros “desde el contexto geológico de los pequeños manantiales del Alto Alfambra a la felicidad del ser humano”.
Fermín Villarroya, profesor titular de Hidrogeología y Geología Ambiental, expuso la íntima relación entre recursos hidrogeológicos y hábitats humanos, una relación histórica en la que un cambio tecnológico no siempre bien asimilado ha generado problemas que aún no se saben gestionar del todo por desconocimiento o por la interferencia de intereses espurios. La exposición de Alejandro Pérez Cueva, catedrático de Geografía Física, precisó cómo las aguas subterráneas han fijado en el Alto Alfambra las masadas, los pueblos, los chopos, los regadíos… Valoró la importancia que tienen para las sociedades rurales estos pequeños acuíferos, precisamente los que se ven amenazados por proyectos mineros como el de WBB-SIBELCO en Aguilar. Desde la perspectiva del geógrafo retó a los hidrogeólogos a profundizar en el conocimiento de estos acuíferos, críticos en el día a día de las poblaciones.
La intervención de Julia Escorihuela, gerente del Parque Geológico de Aliaga, fue un puente entre factores locales y globales. Expuso a partir de su experiencia personal los problemas que se han derivado para el medio rural de la sustitución, no la síntesis, de la cultura campesina por una cultura académica enriscada en despachos y alejada de las consecuencias. Resaltó la irresponsabilidad que supone de cara a futuras generaciones el triunfo de la ética del depredador en la gestión de los recursos naturales.
Frente a un papel tradicionalmente subordinado a la minería o a la ingeniería, José Luis Simón reivindicó una Geología autónoma y con conciencia crítica, un papel que en ocasiones cuesta asumir por el ‘Complejo de Pepito Grillo’, pero que es el núcleo de su función social. Un alegato a la reflexión para un cambio de paradigma en la gestión de los recursos geológicos en los que no haya servidumbres para discriminar lo prescindible de lo imprescindible; en definitiva, para discernir entre progreso y egoísmo.
En la misma línea, la diferencia entre necesidad y apetencia, Francho Beltrán, Jefe de Planificación de Espacios Naturales del Gobierno de Aragón, expuso la necesidad de internalizar los costes ambientales de las intervenciones sobre el medio y el paisaje, y reivindicó que los servicios que generan, bienestar, belleza y diversidad, tengan una traducción económica. Frente a ello resaltan las deficiencias de la Administración, ya que en Aragón, aproximadamente, la mitad de los permisos mineros vigentes debían estar revocados a causa de su caducidad, sus incumplimientos y las deficiencias de sus planes de labores.
Javier Martínez Gil, catedrático emérito de Hidrogeología, llevó un paso más allá todos estos planteamientos al sintetizarlos en la aspiración de un mundo mejor frente al desconcierto y la predación legitimada por el concepto de progreso dominante. Reivindicó la bondad como valor y la rehumanización de una ciencia que debe alojar en su centro de interés el sentido de la vida, del tiempo, de la belleza y de las emociones, frente a una codicia que ya Aristóteles señaló como el principal factor de deshumanización y disolución de la sociedad.
La reflexión y el debate, amalgamados con las emociones y la consciencia de estar viviendo un paréntesis de excepcionalidad, aunaron voluntades en torno a un borrador de Manifiesto por una Nueva Cultura de la Tierra (puede consultarse en www.aguilarnatural.com). Se abre una fase de contribuciones abierta a todo el mundo para dar continuidad a lo que repetidamente a lo largo del día se aludió como Espíritu de Aguilar o del Alto Alfambra.
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BORRADOR de MANIFIESTO:
Geología para una Nueva Cultura de la Tierra
Las asociaciones, colectivos y personas que firmamos el presente manifiesto lo hacemos movidos por el respeto hacia el patrimonio geológico como parte de nuestra naturaleza irrepetible y también de nuestra identidad territorial.
OBSERVAMOS que las sociedades avanzadas valoran cada vez más la cultura científica de la Tierra. La gea se descubre como auténtico laboratorio de divulgación, aprendizaje y recreo, y la exploración de sus secretos se incorpora a la oferta del turismo cultural y el eco-turismo. Algunas administraciones públicas dan ya a esta realidad emergente un estatus legal con la declaración de Lugares de Interés Geológico o con la incorporación de los conceptos de geodiversidad y geoparque a la legislación protectora del medio natural.
SABEMOS que la Geología ha tenido un papel destacado en la exploración y explotación de los recursos del subsuelo, y que ha apoyado a la Ingeniería en la construcción de las grandes infraestructuras civiles que vertebran y nutren el sistema socioeconómico. Pero en nuestra ‘sociedad del conocimiento’, DECLARAMOS LA NECESIDAD de una ciencia al servicio no sólo del desarrollo y la innovación, sino también de la sostenibilidad, la salud y la armonía del planeta.
En este contexto, CREEMOS que la Geología cobra una dimensión formidable como ciencia que nos permite comprender la dinámica de la Tierra, el tempo y la escala de sus procesos, y también las consecuencias de nuestra intromisión en ellos. Así, las ciencias de la Tierra irrumpen en campos nuevos como la protección ambiental y la prevención de catástrofes naturales, a la vez que aspiran a superar la incomprensión con que nuestra sociedad recibe a veces sus aportaciones cuando éstas contravienen los intereses dominantes. Hoy sabemos que no es posible nuestra supervivencia como especie sin una adaptación inteligente a la dinámica del planeta.
RECONOCEMOS que, desde hace milenios, la minería ha sido una actividad profundamente transformadora del medio físico y de las colectividades humanas. Nos ha provisto de materias primas con las que hemos construido herramientas y viviendas, nos ha ayudado a sobrevivir y ha favorecido el desarrollo de nuestra economía y nuestra cultura. Pero también ha producido un hondo deterioro en los paisajes y en las relaciones sociales; de la mano del colonialismo, en todas sus facetas y etapas históricas, la codicia desmedida que con frecuencia desata ha levantado y hundido la economía de regiones y países, ha devastado territorios y ha esclavizado pueblos. En un mundo que comienza a ver la necesidad de ajustar el crecimiento a los límites que imponen el tamaño y los recursos del planeta, a la vez que proclama el valor universal de los derechos humanos, NO ENTENDEMOS que la minería del siglo XXI pueda seguir practicándose bajo los supuestos y principios de antaño.
Por todo ello, MANIFESTAMOS, que se hace necesaria una Nueva Cultura de la Tierra, una nueva mirada sobre nuestro planeta que sustituya la depredación de sus recursos materiales por la búsqueda honesta de la sabiduría que emana. Que reemplace la prioridad del beneficio de quien explota y comercializa los recursos por el derecho de la humanidad a su bienestar y a evitar el fracaso de la explotación ilimitada. Una Nueva Cultura de la Tierra que es también nueva cultura del Agua, del Clima y de la Vida.
Geósfera, hidrósfera, atmósfera, biosfera y antroposfera deben integrar un sistema en equilibrio o colapsarán por el eslabón más débil. Los humanos, una especie animal más entre los millones que pueblan y han poblado la Tierra, somos unos recién llegados a este hogar común y no podemos arrogarnos el derecho a ser sus administradores únicos. Mucho menos, a malbaratarla como si nuestra generación hubiere de ser la última en habitarla.
Aguilar de Alfambra, 4 de junio de 2011
Si quieres participar en la redacción definitiva de este MANIFIESTO envía tus propuestas y sugerencias razonadas a aguilarnatural@yahoo.com