Silva de varia lección
Entre las publicaciones literarias, filosóficas, ensayísticas, que nos han llegado recientemente, destacamos:
La edición que Isabel Carabantes ha realizado de Cuentos y relatos, de Ana María Navales para la Colección Larumbe de Textos Aragoneses (PUZ, IEA, IET). La introducción, notas, aparato crítico, bibliografía, sitúan a la desaparecida gran dama de la narrativa aragonesa en un lugar meritorio. Se nos advierte de que esta primera entrega abarca sus creaciones cortas entre 1957 y 1987, “previas al universo de Bloomsbury”, “cimientos sobre los que se levanta una obra personal, única y completa… una trayectoria literaria y vital reconocida con el Premio de las Letras Aragonesas 2001.
Andrés Ortíz Osés, el antropólogo de Tardienta durante décadas ejerciendo en Deusto y regresado hace tres años a la tierra paterna, está incansable y rico en producciones. Nos inunda a los amigos de poemas, breves greguerías, relatos, conferencias y artículos aquí y allá. Ahora, en la colección de Letras de la IFC, aparece El Dios heterodoxo. Tanto, que se escapa su concreción, las dudas, las afirmaciones voluntaristas, porque el heterodoxo, ma non troppo, es Andrés. Se nos informa en la contracubierta que “cambiar de dioses significa aquí cambiar de valores, en medio de la crisis global que padecemos… a través de un recorrido que va de la religión a la ciencia, pasando por la literatura y la filosofía”. El memorión, lector aprovechado de Schpenhauer y Nietzsche, Cioran y Heidegger, exorciza los “demonios de nuestra cultura”, que es nuestra incuria. Ortíz hace doblete y nos manda Actitudes ante la vida, editado por la Fundación Emmanuel Mounier, un libro que casi podrían pactar los rancios obispos y ministros con la ciudadanía, porque entre sus divertidos aforismos radica un sentido profundo de la ética, del humanismo cristiano progresista (con perdón).
Una nueva editorial aragonesa, Doce Robles, que fundó y dirige Javier Lafuente González, alcanza la primera media docena, y con muchos planes interesantes. Lo es mucho el libro Jardiel. La risa inteligente, de Enrique Gallud Jardiel, nieto del gran escritor oriundo de Quinto de Ebro, donde se crió de chico. Con linealidad austera y muchísima documentación escrita y gráfica, se nos recuerda al inolvidable humorista autor teatral (Usted tiene ojos de mujer fatal, Angelina o el honor de un brigadier, El baile, Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gentes honrada, Los habitantes de la casa deshabitada…) y novelista (Amor se escribe sin hache, ¡Espérame en Siberia, vida mía!, Pero ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?, La “tournée” de Dios, etc. ), que merecía este recuerdo, amenísimo. Por no hablar de sus muchísimos guiones de cine, sus estancias en Hollywood, materia para mitómanos.
Xuan Bello, una suerte de pensador asturiano por libres caminos y bellísimas palabras, que triunfara con la Historia universal de Paniceiros, su pueblo natal y vital, poeta, ensayista, reportero, llega por segunda vez traducido a nosotros. Se encarga de ello Xordica, que algo hay en común de todas esas sensibilidades, y tras La nieve y otros complementos circunstanciales, nos ofrece ahora Las cosas que me gustan. Algunos pequeños mitómanos hemos hecho ya nuestro a este autor de la discreción y el buen sentido, estético, ético, paisajístico, humano.