21/08/2015

Poesía

Con el atrevimiento de quien hace medio siglo que no escribe un poema, pero los lee con emoción casi siempre, va esta breve noticia de algunos poemarios recientemente aparecidos.

1,-Libro-de-Ferreró

Fernando Ferreró, decano de los poetas aragoneses, ha publicado en los que va de siglo sus seis últimas entregas, que culminan con “Cadencia” (Prensas de la Universidad de Zaragoza), en que el poeta, conceptista y a la vez sencillo en sus miradas al espejo vital, se acerca (son sus palabras, espigadas aquí y allá), al mundo incomprensible, con actitud reflexiva ante sucesos inquietantes; aguarda un suceso ordinario para hacerlo retórico. Y soñando lo que espera, sonríe a los hechos amargos, disfruta del antojo del corazón, del gozo de estar quieto y recargar los sentidos y escribe poemas que apenas dan razón de su existencia. Es la pregunta fundamental, la espera serena, en la que no hay un programa de existencia: sólo una peligrosa leyenda en tiempo indefinido, sin saber qué ha sido su vida: si un gozoso relato o un simple acontecer errático. Por lo que casi se excusa, porque “quizá estos versos resulten un modesto alboroto”. Impecable.

 

2,-Libro-de-F

 

Fernando Aínsa, publica (en edición bilingüe, gallego-castellana, Lastura, colección O Roibén) “Pausa poética”, antología de sus poemas de 2007 a 2015, que prologa Miguel Ángel Yusta, quien le describe con acierto como “persona afable y discreta, con aire de intelectual despistado o de experimentado viajero, de hombre en tránsito por su personal atuendo… [que] pasea por Zaragoza con tranquilidad y reposo”. Recojo algunos fragmentos que encuentro especialmente felices: “Son estos aprendizajes tardíos –en realidad de hortelano improvisado- los que ahora me ocupan: descubrir el ritmo secreto de lo que me rodea…”. “Cada noche te comes un puñado [de nueces], las cascas sobre una vieja losa de granito, las degustas –a todo lo más con un vaso de leche fría- y te dices, entre orgulloso y resignado: frugalidad, cuánta hambre se pasa en tu nombre”.

Y en esa alabanza de aldea, se para ante las frutas a punto de morir, las insolentes lagartijas, su padre disimulado en su equipaje, Mónica (“su presencia me asegura muchas otras cosas”), la añoranza confusa de la América abandonada, el duro presente que nos acongoja, la seguridad de la muerte, y es “ambición de frustrado panteísta, agnóstico resignado, creyente en la sola Naturaleza.

 

3,-Teresa-Agustín

La turolense Teresa Agustín publica en Huerga & Fierro “Lantanas. Los poemas azules”, mostrando lo depurada que va siendo la escritura de esta persona apasionada con sordina, de caligrafía pausada y honda, que dedica a su madre (“múltiple y hermosa lantana en mi corazón”) y a su hija (“la mano que me da la vida”). Y allí espigamos frases, ideas, sentimientos como estos: “El tiempo detenido, el tiempo desgastado./Todo el silencio, todos los caminos, todos los miedos/encerrados en una suspendida armonía, silencio”. “Aquí y allí, eres aún la mujer más bella del mundo, y del violeta mundo eres la dama roja más bella, más loca y más libre”. “Y yo sin sospechar que el tiempo pasaría, que iba a pasar en azul el resto de mi vida, conmigo, solo conmigo y en azul”. “Es el silencio azul que ven los ciegos/y el tiempo del atardecer que ya llega”. “La infancia era la vida, decías y sin recuerdo la vejez erra la nada. Y la muerte, simplemente, era estar detrás del espejo”.

 

4,-CELAN

 

Turolense es también, a todos los efectos, el granadino residente en Andorra Mariano Martínez Luque, a quien el Centro de Estudios Locales de esa villa donde lleva casi cuarenta años edita “Voces en el silencio”, denso poemario surgido en tiempos muy duros de enfermedad, lecturas, amistades, promoción cultural. Una poesía que va del populismo aprendido en Lorca y Alberti (“Melocotón de Calanda/entre ribetes de encaje/uvas de moscatel/caracolillos de nata”; “en las plazas de los pueblos/danzaron como luciérnagas/miles de brujas a un tiempo”), a reflexiones más hondas, a lo Bécquer (“Fuegos fatuos, fuegos sacros/¿Son las almas visibles/quienes despiden a la vida,/quienes dejan a los muertos?/ Y en el aire queda escrito: ‘Somos sólo su lamento’.”). Y descripciones sentidas, desde los cuentos daneses y de princesas, a la noche de San Juan, los sonidos de África, el barrio minero, las frases entrelazadas de rumano, el amor tonto…