La relacion médico -paciente es una lástima
Los tiempos actuales han cambiado la relación sanitario paciente y aquella lejana época donde la palabra o el consejo médico-farmacéutico era “un dogma de fe”, se ha transformado en muchas ocasiones en un diálogo con exigencias y “derechos”. Paralelamente los términos vocación y profesión están desvirtuadas en muchos ocasiones y han perdido su sentido original.
El principio de autonomía implica que el paciente debe recibir toda la información necesaria y en términos comprensibles tanto de la enfermedad como de sus posibilidades terapéuticas y pronóstico y decidirá el que estime mas conveniente. A veces será preciso el Consentimiento Informado, firmado por el paciente. El de no maleficencia “primun non nocere” (primero no hacer daño) que es muy antiguo y no debemos olvidar. El tercero es el de beneficencia, dejando al paciente la decisión sobre el tipo de tratamiento o intervención médica que desea que le realicen. El de justicia, recuerda que los recursos sanitarios son limitados y deben distribuirse de forma equitativa. Se plantea muchas veces una relación contractual.No deja de ser algo triste.
Este planteamiento que arranca desde los años 70 ha evolucionado en algunos casos a un malestar notable entre los sanitarios con estadísticas de “médicos quemados” del 60% y situaciones poco gratas en esta relación médico paciente como la judicialización de la Medicina y el paso a la medicina defensiva con gran número de pruebas para cubrir responsabilidades y así evitar “no hacer daño” con un diagnóstico incompleto. Las reclamaciones civiles y penales se han multiplicado.
La falta de respeto en numerosas ocasiones “al que debe curar, aliviar o consolar” ha sido notable y las agresiones físicas y verbales han sido tan habituales que recientemente hubo necesidad de considerar a los médicos una autoridad, para que las agresiones que padecen tengan una sanción adecuada. El sentido común anda moribundo en estos asuntos… Desmotivación profesional contrastada en numerosos estudios epidemiológicos Prioridad de hechos objetivos sobre aspectos éticos que esconden el tesoro de la profesión Abandono de ideales médicos con alta desmotivación .Convertir la profesión médica en un puro servicio.
La palabra vocación tiene origen religioso. Es la llamada a una misión o actividad de tipo superior que se puede referir a actos o actitudes. El buen médico o farmacéutico sería el que tiene conocimientos técnicos (techne) que los pone en práctica según un ejercicio de prudencia (phronesis) que son las virtudes necesarias para decidir sobre la relación con el paciente que no debe ser de servicio sino basada en el amor, la benevolencia, la comprensión y la amistad.
La palabra profesión es también de origen religioso y significa consagración o profesión pública de la actividad a la que uno es llamado por vocación. Es un compromiso ante la sociedad y precisa buen hacer (officium) y búsqueda de la perfección o excelencia, y conlleva una responsabilidad de tipo ético. No se debe confundir una profesión con un oficio, que también es respetable pero es distinto
Vocación, profesión, beneficencia y autonomía, justicia y “primun non nocere” son términos que se han descuadrado en estas últimas décadas. ¿hemos mejorado?
Lo que realmente valida a las leyes son los resultados que persigue. La evaluación de los resultados nos dirán si la propuesta fue adecuada y se gestionó bien. Si los resultados son malos hay que volver al origen y rectificar. Son el termómetro de la eficacia.
El filósofo Salvador Paniker defiende la retroproyección es decir volver atrás para corregir errores. Hay realidades de 25 siglos que algunos pretenden olvidar en 25 años, como si hubiera llegado el diluvio universal.
Aristóteles era hijo de médico y hace 25 siglos que dijo aquello tan familiar de que “la virtud está en término medio”
Kant nos sigue diciendo cosas muy antiguas y muy bellas “Todo hombre es persona y en tanto tal tiene dignidad y no precio”…
“Obra de tal forma que uses la humanidad tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio”.
La verdad es amiga del tiempo. El tiempo nos dice que las cosas no van bien. Se alzan voces muy bien moduladas como la de Jesús Conill, Catedrático de Ética en Valencia, para pedir que la buena ética y a todos los niveles penetre más en las empresas y también en las sanitarias. Rectificar es de sabios. No debemos enterrar nunca que lo primero es la ciencia y la humanidad y después las razones de mercado.
Joaquín Callabed es Doctor en Medicina y escritor