Arte: Asignaturas pendientes
En un luminoso artículo en el Heraldo del Jueves Santo, exponía Antón Castro su preocupación y tristeza porque “Zaragoza tiene, desde hace años, un grave problema con el arte: rara vez sus exposiciones son reseñadas en medios nacionales… La política de artes plásticas es una asignatura pendiente”. Aludía indirectamente al fracaso del proyecto Goya, que hubiera sido muy importante; y nos señalaba algunas cosas interesantes, como la espléndida muestra de los cientos de preciosas portadas diseñadas por Manuel Estrada (sucesor del mítico Daniel Gil en Alianza, y otras varias editoriales), que corrimos a ver antes de su final, el domingo de Pascua. O la exposición en Etopia, el alejado y solitario centro para el Arte y la Tecnología, cerca de la estación Delicias, de un conjunto de instalaciones diseñadas por Chavalvert, entre la imagen, el objeto y el tiempo, que visitamos el sábado de Gloria.
También aprovechamos tan santos días para visitar la exposición sobre el Imperio Ming, que duró casi tres siglos en China, de mediados del XIV a mediados del XVII, contribuyendo a su gran fama mundial. En CaixaForum, que trae buenas exposiciones por lo general, y organiza conciertos y conferencias atractivas, todo es de pago, salvo que uno sea cliente o lleve tarjetas diversas: pero no vale la de jubilado, es un caso único de discriminación negativa. La exposición, que compartirán otras ciudades como nosotros lo haremos desde el día 27 con Fortuny y otros eventos, muy interesante.
Pero, volviendo a la columna de Antón, siempre prudente y siempre claro, creemos que el problema existe, pero no es sólo nuestro, aunque se vendan mejor, como señala, Málaga, León o San Sebastián. Aquí se programa regular; se difunde regular (aunque los medios suelen atender bien estas ofertas, pero la gente no acaba de entender y enterarse); se cerraron puertas a proyectos ambiciosos (además del citado sobre Goya, la imposible creación con voluntad política de un museo de arte contemporáneo siempre fracasada; la propia indefinición del Pablo Serrano, abarrotado de siglas pero sin una política ambiciosa (a ver el nuevo director). Y, lo dicho, la poco espléndida CaixaForum no lo es con los jubilados, que pagan 4 euros por exposición.
Y luego, añadimos: la mal llamada prensa nacional (cuatro diarios de Madrid y dos de Barcelona) lo es poco, no mira más allá de los arrabales de la capital o las veguerías catalanas en lo relativo a cultura (si hay grandes incendios o asesinatos, etc., entonces sí). Y de la televisión mejor no hablar. Una muestra, y no sólo en arte: si hay una exposición de un gran autor en Zaragoza, o viene un cantante, o da una conferencia un intelectual escocés, ponemos por caso, no se dice nada en esos medios; y si dos días después eso ocurre en sus lares, dos o tres páginas, retransmisiones, entrevistas, etc. Es decir, en esto tampoco España es Europa, no es Alemania, Italia, Gran Bretaña, donde lo que ocurre en las ciudades interesa, porque no hay centralismos ciegos y aburridos.