07/05/2011

La capilla de los Ovetari de Padua, rescatada de las cenizas

La ciudad de Padua, cerca de Venecia, es tres veces milenaria. Su historia saluda a grandes hombres como Antenor, Tito Livio, Michelle Savonarola y Mantegna. Petrarca encontró en sus colinas Enganeas su último asilo de paz amigable. Shakespeare situó allí su “Fierecilla domada”. La Universidad es de las más antiguas del mundo con figuras como Galileo Galilei, Vesalio y Pietro D’Albano. La obra de Giotto en la capilla Scrovegni es una de las obras cumbre de la pintura europea. También la basílica del Santo portugués Antonio de Padua contiene bellas obras.

Padua supo reconstruir la capilla de los Ovetari, destruida por bombas aliadas el 11 de marzo de 1944 recuperando las pinturas del joven Mantegna. Hoy brilla con toda su emoción artística como si hubiera sido visitada por el Ave Fénix.

 

Me gusta comenzar los paseos en el café Pedrocchi, un rincón singular de Padua. Antiguamente no tenía puertas y estaba abierto todo el día. Tiene tres salas, la verde, la blanca y la roja y galerías dóricas y corintias. Queda integrado en mi “Galeria de cafés literarios de Italia” como El Greco en Roma, El Gambrinus de Nápoles, El Florian de Venecia,o el Hotel delle Palme de Palermo. Un café donde hay 3 personas escribiendo, tiene una complicidad especial. Está situado frente a la prestigiosa Universidad de Padua que data de 1222, la segunda de Italia después de Bolonia.

La Universidad conserva la cámara del Teatro Anatómico que hizo construir el famoso patólogo Girolamo Fabrizio d’Accquapendente, maestro de William Harvey, con seis rellanos elípticos de madera y 300 asientos. También se conserva la cátedra donde Galileo Galilei enseñó Física

El 16 de mayo de 1448 Imperatrice, viuda y heredera de A. Ovetari, estipulaba un contrato para decorar al fresco la capilla erigida en los Eremitani por su marido en honor de Santiago el Mayor y de San Cristóbal. Fueron invitados G.de A’lemagna y A.Vivarini y por otra N.Pizzano y A.Mantegna que representaban las tendencias toscanas orientadas hacia la conquista de la perspectiva. A Mantegna le habían reservado los frescos de la pared izquierda reservada al apóstol Santiago el Mayor y finalmente también realizó el martirio de Santiago donde alcanzó una gran perfección. En el centro de la cuenca absidal La Virgen Maria transportada por ángeles desaparece detrás de un alto arco. Este cuadro anuncia las pinturas de la sala de los esposos en el Palacio Ducal de Mantua

El bombardeo de Padua de 11 de marzo de 1944 por tropas aliadas pulverizó la capilla de los Ovetari. Se salvaron las dos pinturas al fresco (Martirio y sepultura de San Cristóbal) y la Asunción del ábside.

Al día siguiente del ataque aéreo los ciudadanos recogieron el mayor número posible de fragmentos de esta obra de arte del siglo XV. Se rescataron unos 80.000 fragmentos. Gracias al Instituto de Física de Padua ha sido posible devolver a miles de piezas a su lugar original. Todas las piezas rescatadas del bombardeo fueron colocadas en la pared, para reconstruir el Martirio de Santiago.

En Ovetari estaban las pinturas de Mantegna joven, discípulo de Squarcione. En aquella época convivían en Padua Donatello, Lippi y Ucello. Mantegna exhibe su capacidad para representar el mundo clásico a través de las arquitecturas y las diversas decoraciones dotando a sus edificios de erudición arqueológica.

Es emocionante contrastar las fotografías inmediatas al bombardeo y el nervio de la ciudad con historia herida que ha sabido restaurar hasta el último milímetro.

Las ciudades, como las personas se miden por el modo de levantarse, en silencio, con dignidad, con determinación y no por el modo de quejarse ante la historia.                

Al atardecer, descansando en el hotel con mis libros, dibujos y apuntes recibo un mensaje electrónico de una amiga enamorada de Padua, que me recuerda una frase Tito Livio nacido aquí:        

Cuando llega la noche vuelvo a mi casa y entro en mi biblioteca. Me despojo en los umbrales del traje de diario lleno del lodo y me pongo paños curiales y regios. Vestido decentemente entro en la antigua “Corte de los Hombres Antiguos” donde soy recibido amistosamente por ellos y me nutro de aquel alimento que solo es mío y para el que yo he nacido… y me transfiero eternamente a ellos”.