La naturaleza vence en Cadaqués

“Los frutos de la naturaleza son de todos. La tierra no es de nadie”.

                                                                           J. J. Rousseau

 

Cadaqués es un delicioso pueblo marinero con importante tradición artística. La pintura y también la música se asentaron con fuerza. Está hermanado en cierto modo con Collioure y Honfleur en Francia y con Sitges e Ibiza en España que conservan una cierta sensibilidad compartida. Un mérito más para Cadaqués es que ha sabido defender su paisaje de Cap de Creus y desmontar instalaciones turísticas que ultrajaban el paisaje. Ya dijo Rousseau que “los frutos de la naturaleza son de todos pero la tierra no es de nadie”. Una lección de respeto a la tierra.

La iglesia de Santa María, dominando visualmente al pueblo, es la referencia obligada. Se celebra misa a las 11 en el exquisito altar barroco. Suena música de órgano. Una voz blanca anima algunos pasajes. En las oraciones del día se pide por los niños maltratados. Observo que la iglesia está próxima a los ciudadanos y se anuncian conciertos de música y otros actos que se llamaban “profanos”. En un altar lateral hay una pintura surrealista que recuerda a Dalí y se presenta a Gala y Picasso junto a la iglesia de Santa María elevándose sobre el desierto. No olvidan que el arte es quizá la última religión de los hombres.

Muy cerca en la repisa de una ventana un gato toma el sol. Respira con dificultad. La piel no tiene brillo y la mirada es triste. Un cartel indica que allí se protege a los animales. Es la calle Curós a un pintor identificado con la luz, los colores, la música y la vida del pueblo. 

El bar Melitón tiene una sencilla elegancia y gran intensidad pictórica en sus paredes. Me animo a esbozar un dibujo en mi cuaderno de viaje cuando son las 12 y el sol es generoso.

El casino tiene algo de íntimo, cotidiano que invita al encuentro. Un grupo de niños tiran piedras al mar desde un lugar muy próximo. 

El hotel Playasol está dirigido con sensibilidad y trato individualizado. Mira al fragoroso, límpido y seductor Mediterráneo. En el hall hay pinturas de Moscardó afincado en el pueblo y con proyección pictórica importante. En Barcelona expone habitualmente en la prestigiosa sala Parés.

En Can Shelabi se puede degustar sopa harira Ketlam (pinchos de pollo con patatas), arroz a la cazuela con mariscos cap de Creus, muchi (pincho de buey picante con verduras), couscous royal y otras combinaciones de la cocina marroquí. Me obsequian con un té a la menta. La acogida marroquí es perfecta, como en su tierra natal.

En Port Lligat, a media hora de camino pedestre, se esconde una de las bahías más famosas de la historia de la pintura moderna, gracias a la presencia y al genio de Dalí, que supo universalizarla. Fueron visitantes habituales Lorca, Luis Buñuel. Anatole France y Mdme Caillavet, entre otros muchos pintores e intelectuales.

El cap de Creus es un extraño paraje de belleza marítima con exquisitos rincones donde duermen barcos hundidos, se pasean los atunes y el mar ofrece todos los colores del espectro solar.

Hice una excursión en barco desde Cadaqués con el amigo Dr. Sánchez, buen conocedor de parajes idílicos, que me describió la historia del lugar y llegamos a calas recónditas envueltas por la luz, el silencio y una tenue neblina poética. Es todo un mundo edificado calladamente por la naturaleza. Sa Pen, S’Encalladora y Sa Cova de l’Infern guardan magia de siglos.

Sobre este paisaje idílico digno de una Arcadia y en uno de los rincones más espirituales y poéticos se edificó un complejo turístico de un club de vacaciones. Alguien permitió la profanación y el insulto a la belleza serena y silenciosa de este parque natural de las aguas.

Se aprobó el presupuesto de demolición del complejo turístico abandonado hace varios años y se llevó a cabo. Me dicen que la mayor fuerza fue la del pueblo que ama y defiende su paisaje. Felicidades al pueblo.

Decían los clásicos que “A la naturaleza solo se le vence obedeciéndole”.

Aristóteles escribe en su Eudemia que “estable es la naturaleza pero no lo son las riquezas”.

Que estas palabras floten siempre sobre las aguas del Cabo de Creus.