Rousseau, centenario
«Solo el hombre culto es libre»
Epícteto de Frigia
Jean Jacques Rousseau fue un importante representante de la Ilustración francesa y estrecho colaborador del pedagogo Pestalozzi y del filósofo liberal Locke. Impulsor de la epistemologia, de las ciencias, en el “siglo de las luces” que tantos beneficios supuso para Europa. Nació en Ginebra en 1712.
Algunos momentos esenciales de su vida fueron el encuentro con Mdme. Wareus, que se convirtió en su amante (1732), la publicación de «La nueva Eloisa» (1761), “El Emilio o tratado de la educación” y “El contrato social” (1762). Falleció en Ermemonville (Oise) en 1788. Su obra póstuma «Las confesiones» se editó en 1782.
Rousseau pertenece al selecto grupo de personas que supieron rebelarse intelectualmente contra las doctrinas aceptadas como artículos de fe y fue uno de los artífices del adelanto de las ciencias y del progreso social. ”Las enfermedades de origen social” han dado disidentes mártires o misioneros médicos o médicos como Guevara en la lucha política o visionarios como Rousseau.
El centenario de Rousseau ha suscitado en el mundo político francés reacciones importantes. Maurice Barrés exclamó en el Parlamento francés que “le resultaba imposible glorificar al apóstol eminente y principio de todas las utopías”. Los conservadores organizaron manifestaciones públicas contra el homenaje que se ofreció al autor de «El contrato social» que tanto admiraba Robespierre.
Practicó una línea de pensamiento que siempre causa irritación en todas las épocas. No aceptó jamás “la sociedad de la hipocresía, de la corrupción y del lujo insolente”
Su famoso discurso del “Origen de la desigualdad de los hombres” está en este momento consensuado.
Se le ha considerado como precursor de la modernidad. También precursor del pensamiento ecológico con su elogio de la frugalidad y sus observaciones de la naturaleza en sus paseos por el campo.
A nivel literario describe el amor-pasión en la pareja y es un antecesor de las autobiografías en «Las confesiones». Hay gran consenso en considerarle uno de los padres de la pedagogía por su obra «El Emilio».
Es uno de los grandes filósofos franceses del siglo de las luces. Comparte altos honores junto a Montaigne, que supo asociar estilo literario y profundidad de la reflexión política.
Su mirada fue hacia el pueblo y defendió la soberanía popular evitando su decadencia, reforzando su dignidad y luchando contra la degradación social, fuente de todas las desgracias humanas.
En el año 1794 los despojos de Jean Jacques Rousseau fueron depositados en el Panteón de los hombres ilustres de París.