Páginas del Alto Aragón
Hoy esta humilde sección bibliográfica se viste de largo para saludar la aparición de una muy importante Historia de Fonz. De los orígenes al siglo XX, de Josep Manuel Martínez París, editada por el Centro de Estudios de Monzón y Cinca Medio, el Instituto de Estudios Altoaragoneses, y el Ayuntamiento de Fonz. Zaragoza, 2013, 446 páginas. El autor, que pasó un tiempo investigando en nuestra Universidad, ilerdense con una bisabuela de Fonz, autor hace una docena de años de una buena tesis de licenciatura sobre la Casa Ric, ha realizado un gran esfuerzo abordando la historia total, en el tiempo y en la multitud de aspectos que han podido ser explicados, se nos dice con satisfacción, “gracias a los restos arqueológicos, a las referencias bibliográficas existentes y, sobre todo, a la valiosa y abundante documentación histórica conservada, gran parte de la cual permanecía hasta ahora inédita. Un libro riguroso pero claro, documentadísimo pero casi ameno, porque Martínez París ha hecho armas en varios institutos de Enseñanza Media, y enseñando aprendemos. Aborda recurriendo a casi todo lo publicado y con buen método, cuestiones económicas, sociales, artísticas, culturales, y nos acerca al pasado y la huella actual de este importante municipio altoaragonés, sus ricos edificios (mostrados con oportunas fotografías), sus tantos hijos ilustres entre los que encontramos al fundador de la Universidad de Zaragoza Pedro Cerbuna; José Cistué al que Goya hizo famoso con su retrato; Pedro María Ric, héroe de la Independencia y miembro de una saga célebre; el gran erudito Joaquín Manuel Moner y Siscar; el padre del arabismo español Francisco Codera y Zaidín, y el escritor costumbrista José María Llanas Aguilaniedo. Una lista asombrosa.
Alberto Gil Novales es hoy el decano y gran maestro del costismo. Altoaragonés de 1930, prestigioso catedrático de Historia contemporánea, gran experto en la primera mitad del XIX, director de la acreditada revista Trienio desde hace más de treinta años, autor de libros importantes sobre Costa, reúne ahora en un muy atractivo volumen una colección de Escritos costistas desperdigados durante medio siglo, y que edita la Institución Fernando el Católico, casi colofón de la gran cosecha del centenario de la muerte de D. Joaquín. Un auténtico regalo esos artículos difíciles de encontrar, o desconocidos, que uno imagina escritos a mano, con caligrafía impecable, de lo fino que hila el profesor, sus hallazgos, sus reflexiones, sus meditadas propuestas.
No es un libro de historia académica, no utiliza visiblemente documentos ni los exhibe en docenas de notas, pero aborda una historia de familia, una saga altoaragonesa magnífica. Me refiero a Ruido de zuecos, de Severino Pallaruelo, editado por Xordica en 2013, un volumen impresionante de más de 600 páginas (que explican la necesidad de compensar este “derroche” con libritos mínimos en la veterana y meritoria editorial). Pero, con una escritura impecable, rotunda, llena de claves, una trama que atrapa, un recorrido por vidas, ideas y sentimientos, odios y amores, nos acerca magníficamente a lo que debió de ser la “historia de la gente”, difícil y bronca, en los valles pirinaicos a lo largo de un siglo bien completo. El autor de libros tan atractivos como Viaje a los Pirineos misteriosos de Aragón, Las navatas, Pastores del Pirineo, Pirineos, tristes montes y ese monumento antropológico que es José: un hombre de los Pirineos, da un paso arriesgado pero al fin exitoso, con esta gran novela que sin duda podemos calificar de histórica, con lo que, poco a poco, desde la excelente Sadurija de Ramón Mur, se van acopiando miradas literarias sobre nuestro pasado contemporáneo. Asunto en el que también han ido aportando más historia que literatura y más medievo que cercanías, autores superventas como Ángeles de Irisarri, José Luis Corral y unos cuantos más. [Añadimos a esta cita un pequeño y precioso librito de Severino, El prodigio, editado por el Instituto de Estudios Altoaragoneses en su acertada serie “Letras del Año Nuevo”, una novela de intriga muy bien trazada]
Nada me alegra más que, aun siendo un mal aprendiz del aragonés (que disfruto leyendo pero no hablo ni escribo bien, ay), dar noticia de la aparición, ya hace unos meses, de un libro importantísimo, obra de plena madurez de Francho Nagore: Lingüistica diatopica de l’Alto Aragón (de la cruz a la fecha en aragonés, claro, por eso no hay algunos acentos ni en el título), edición del Consello d’a Fabla Aragonesa, el Instituto de Estudios Altoaragoneses y el Grupo de Investigación Emergente ‘Filología Aragonesa’. Tras una vida dedicada por el autor a estos temas (muchos libros clave, cientos de artículos y conferencias, cursos, las revistas Fuellas y Luenga&Fablas), este “manual” (en el mejor sentido) aporta un estudio completísimo de las 37 variedades de esta lengua privativa nuestra: análisis, panorámicas, mapas, textos, sobre los cuatro grandes complejos dialectales. Todo ello, nos dice Francho, es resultado de los tres cursos que lleva impartiendo la asignatura de “Dialectología aragonesa”, dentro del Diploma de Especialización en Filología Aragonesa en la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación del Campus de Huesca. Un paso gigantesco, un instrumento preciso y precioso. Agradece Nagore la participación, también, en la edición, del Gobierno de Aragón a través de su Departamento de Educación, lo que nos parece justo e inteligente: quizá un día, sin esperar a la jubilación de este héroe del aragonés, caigan en la cuenta de que bien podría otorgársele alguno de los grandes premios institucionales. Sería un desagravio por tantos años de esfuerzos, luchas, y pesares.