• 04/10/2011

    |

    Ni Mariano Gistáin, ni Antón Castro, ni mucho menos el más joven Ismael Grasa, llegaron, por diversas razones, a formar parte del equipo Andalán. Tras su desaparición en enero de 1987, sin embargo, formaron parte de manera natural del grupo que lideró siempre José Antonio Labordeta, que prosiguió reuniéndose en Casa Emilio, discutiendo de todo lo divino y humano, riendo, cantando. De ese grupo, más dispar de lo que puede parecer pero con un denominador común zaragozano, cultural, progresista, divertido, gustoso de la amistad como un gran valor, han salido ya unas docenas de libros de muy notable calidad.