• 14/03/2013

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    Uno de los problemas que en este año 2013 está sobre nuestra mesa política es el de la vertebración de Cataluña y Euskadi dentro de la estructura del Estado español. Es ya viejo, lleva mucho tiempo revoloteando sobre nuestras cabezas. En un aviso a navegantes despistados o malintencionados, especie que no escasea en esta nuestra querida España, puede que lo que vayáis a leer en las líneas que siguen no sea de vuestro agrado. Ni estoy a favor ni en contra de la independencia de Cataluña, lo que sí estoy a favor es que los catalanes puedan expresar su opinión al respecto. Hecha la advertencia, aunque tengo la profunda convicción de que no va servir de nada, inicio mi discurso.

  • Los conocidos como “padres de la Constitución” eran unos señores sabios y realistas. Por ejemplo, emplearon el presente de indicativo (“son” y “tienen”) para indicar los derechos y las libertades de los ciudadanos españoles. Sin embargo, utilizaron el futuro imperfecto para expresar que “ninguna confesión tendrá carácter estatal” (16.3). En otras palabras, la Constitución no dice cuándo asomará por el horizonte patrio el sol de la anunciada confesionalidad.