La solidaridad internacional con los socialistas por la huelga de 1917
El periódico El Socialista, una vez que pudo volver a publicarse en la segunda mitad del mes de octubre de 1917, recogió en sus páginas las muestras de solidaridad internacional con los presos condenados en Cartagena, pertenecientes al Comité de la Huelga General, es decir, Largo Caballero, Besteiro, Saborit y Anguiano, y con los muchos militantes perseguidos y sus familias. Para ello se creó una nueva sección titulada “Solidaridad Internacional” en la que se incluyeron las muestras de la misma, y también las alusiones favorables de la prensa internacional sobre lo que estaba ocurriendo en España en relación con la represión de los socialistas españoles.

El Socialista (Fundación Pablo Iglesias)
En la primera columna de la nueva sección (nº 3.007) los socialistas querían demostrar que la represión ejercida por el Gobierno y la justicia militar no estaba pasando desapercibida en el mundo. Pero, además, se realizaba un canto a favor del espíritu internacionalista del socialismo, de la fraternidad para los que sufrían vejaciones. Ante lo que algunos medios y sectores de la opinión pública española consideraban difamaciones publicadas en el extranjero los socialistas opinaban que esas noticias no iban contra España por mucho que esos medios hablasen de los “malhechores españoles”. En realidad, para los socialistas esos medios españoles y algunas declaraciones de ministros habían difamado a España. Para demostrar esa afirmación El Socialista aportaba la opinión del diario El País a cuenta de una noticia publicada en L’Humanité sobre lo sucedido el 16 de agosto en la Cárcel Modelo de Madrid, y que era calificada de falsa, esperando que se rectificase porque se consideraba que era un buen periódico, mucho mejor que los españoles que inventaron y no rectificaron las falsas noticias sobre que Besteiro, Anguiano, Largo Caballero y Saborit se habían escondido en el domicilio de Ortega, que se les había encontrado dinero extranjero, que en el Banco de Madrid había un millón para un revolucionario sin determinar su nombre, que Marcelino Domingo había sido descubierto disfrazado de albañil y haciendo fuego, o que los presos de la Cárcel Modelo habían disparado armas de fuego, y “otras mentiras por ese arte”.
También se aludía a la información dada por el ministro de la Gobernación sobre las supuestas pruebas que tenía acerca de que la revolución se había hecho con dinero extranjero, algo más grave de lo que había expresado en su momento el general Burguete en un bando, provocando que los socialistas le exigiesen pruebas, pero la censura impidió que pudieran defenderse.
Todo esto servía a El Socialista para intentar demostrar quién era verdaderamente difamador, agradeciendo a los medios extranjeros que se preocuparan de lo que estaba sucediendo en España, de “decir la verdad que aquí se persigue, se amordaza, se lleva a Cartagena, donde se la rasura y se la pone un uniforme de presidiario”.
De la prensa internacional hay que destacar una carta que se publicó en La Vanguardia de Buenos Aires, dirigida al gobierno español y a los diarios de Madrid, aunque según El Socialista, no se publicó en ninguno, con fecha de 4 de septiembre, y que estaba firmada por destacadas personalidades de la izquierda. La idea fundamental de la carta era expresar que uno de los principales objetivos de un gobierno era proteger a su clase obrera en las luchas entre el capital y el trabajo. Pero, además, crear y hacer cumplir una amplia legislación social, y en respetar el derecho de asociación. Si se protegía más al capital el gobierno se fomentaba el odio de los obreros hacia el Estado. Por eso, los firmantes protestaban por lo que había ocurrido en España, y se pedía la libertad de los presos, aludiendo concretamente al caso de Virginia González (El Socialista, nº 3047).
En el número de 1 de noviembre el periódico socialista publicaba el telegrama de protesta de los socialistas argentinos por la condena de los miembros del Comité, y que firmaba el diputado De Tomaso, a la sazón secretario del Partido Socialista. Por su parte, y también era publicado en el mismo número el artículo que los obreros españoles residentes en Gran Bretaña habían insertado en el diario socialista británico Justice, en el que se pedía apoyo moral y material de los obreros ingleses para los trabajadores perseguidos y sus familias. Las suscripciones debían ser canalizadas a través de Vicente Gómez, que era el representante de la Asociación mutua de jornaleros toneleros. Las cantidades recaudadas se enviarían a España, y se distribuiría a través de la UGT y la CNT, ejemplo de solidaridad en el movimiento obrero español.
Los socialistas argentinos estuvieron muy atentos a la situación española. Los socialistas de Rosario de Santa Fe celebraron una asamblea el 16 de octubre en la que aprobaron por unanimidad una declaración de protesta por la represión sufrida por los trabajadores españoles, además de solidarizarse con éstos, y con los miembros del Comité de Huelga. La asamblea pedía también al Partido en Argentina que se iniciara una campaña de agitación entre los trabajadores argentinos para influir en el ánimo de los gobernantes españoles para conseguir la amnistía (El Socialista, número 3.043).
También los socialistas uruguayos expresaron su apoyo a los españoles. En una de las sesiones de su IV Congreso de 1917 se aprobó una resolución para protestar por la actitud del gobierno español reprimiendo a los líderes y militantes socialistas por el “delito” de haber participado activamente en la última huelga general (El Socialista, nº 3.044).
El semanario socialista de Turín, Il Grido del Popolo, publicó un artículo en el que consideraba que los golpes de la reacción, como era la condena del Comité de Huelga, no eran sino indicios de la grave crisis que padecía España, cuyo origen era económico, según una clásica interpretación de la lucha de clases. El Socialista publicó, en castellano, una selección de párrafos de dicho artículo en el número 3.018. Debemos recordar que este periódico nació en 1892 vinculado a los trabajadores tipógrafos de la ciudad industrial italiana. Se da la circunstancia que en 1912 en sus páginas hizo su debut un joven Antonio Gramsci.
Los socialistas portugueses, a través del secretario del exterior Oliveira Martin, enviaron una carta a Pablo Iglesias, publicada en el número 3028 de El Socialista, y que, además de interesarse por su salud, se solidarizaban con los miembros presos del Comité de Huelga, y se felicitaban por la reanudación de la publicación de El Socialista. También se publicó la contestación de Pablo Iglesias.
La Asociación de los Amigos de España de París remitió a Pablo Iglesias un cheque de tres mil francos para ayudar a las víctimas de la represión, como informaba El Socialista en su número 3.043.