179. Democracia de (muy) mala calidad, JOSÉ LUIS Trasobares* 180. Reacciones al discurso del Rey: 180.1. El Rey anuncia que no tiene intención de abdicar, JOSÉ ONETO; 180.2. El rey pasmado, JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ; 180.3. Cómo engañar a la tropa, Ramón Cotarelo 181. Sobre el aborto: 181.1. Editorial del diario conservador The Times contra la reforma del aborto del PP: "Abuso de poder”; 181.2. Claves sobre la ley del aborto, Jorge San Miguel; 181.3. El Aborto desde una perspectiva científica, Joan Carles March Cerdá y María Ángeles Prieto Rodríguez; 181.4. Salmo responsorial: "El aborto se ha usado como un método anticonceptivo más", Javier Padilla; 181.5. Abortos en la Natividad, Javier Caraballo 182. La subida de la electricidad: 182.1. El carajal eléctrico, José M. de la Viña; 182.2. Los verdaderos culpables de la subida de la luz, CARLOS SÁNCHEZ 183. Un ataque político a las formas de vida, JUAN JOSÉ MILLÁS 184. La eterna división de la clase obrera, Jorge Galindo
Todo el proceso político que condujo a la elaboración de nuestra constitución de 1978, ha sido presentado por el mundo académico como ejemplo de consenso. Es decir, que las diferentes fuerzas políticas plenamente conocedoras de nuestro pasado fratricida, llegaron a un pacto con el objetivo de no cometer los mismos errores, y, en consecuencia, redactaron una constitución lo suficientemente amplia, para que pudieran gobernar con ella diferentes fuerzas políticas. Nada más lejos de la realidad. Nuestra constitución es producto de la presión social y sindical de la calle. Pero también del miedo a determinados poderes del régimen franquista, que permanecían intactos. De entrada, las Cortes constituyentes surgieron con una ley electoral, diseñada para que predominase el voto conservador, además que determinados partidos políticos no pudieron presentarse. Tampoco hay que olvidar que el Rey designó personalmente 41 senadores, claramente conservadores. El poder militar ejerció un fuerte control. La iglesia, aunque resarcida con la firma de unos Acuerdos, también estuvo tutelando el proceso.
Con este título (Le Roi s’amuse) estrenó Victor Hugo en 1832 una obra teatral, cuyas representaciones fueron suspendidas por la autoridad; Verdi la tomó como argumento para su ópera “Rigoletto”, aunque también intervino la censura y le obligó a cambiar el personaje del rey libertino por el Duque de Mantua.
Hoy, afortunadamente, la censura y el ocultamiento no es tan fácil sobre las actividades reales y su crítica.