Las nuevas fuerzas monárquicas ante la Segunda República
Frente a la desaparición efectiva de los partidos dinásticos en el período de crisis final de la Monarquía de Alfonso XIII surgieron nuevas formaciones políticas monárquicas más modernas y adecuadas al momento histórico.

Calvo Sotelo (recursosacademicos.net)
Destacaría el Bloque Constitucional, formado en marzo de 1930 por el Partido Reformista de Melquíades Álvarez, junto con sectores liberales y conservadores afines a Sánchez Guerra, Burgos Mazo y Bergamín. Pero el Bloque era más bien una tertulia o grupo de opinión de políticos prestigiosos sin base social alguna, como un partido del pasado. Los miembros del Bloque eran monárquicos pero críticos con la situación a la que el rey había llevado a la Monarquía, y no se encontraban muy lejos de los republicanos más moderados. Defendían la abdicación de Alfonso XIII, la exigencia de responsabilidades por el establecimiento de la Dictadura y la convocatoria de unas Cortes Constituyentes.
No muy alejado del Bloque estaría el grupo más dinámico del sector político dinástico español. Nos referimos al Centro Constitucional, creado en marzo de 1931. Esta formación política surgió de la convergencia de la Lliga Regionalista, el Partido Maurista y de otros grupos regionalistas. El Centro Constitucional estuvo dirigido por Cambó y Gabriel Maura. Defendía la monarquía parlamentaria, un programa político reformador y descentralizador. Podría haber sido una baza importante para el mantenimiento de la Monarquía pero llegaba muy tarde, apenas semanas antes del final de la misma.
En el otro extremo del grupo de fuerzas dinásticas estarían los herederos de la Unión Patriótica de Miguel Primo de Rivera. Esta formación se transformó en la Unión Monárquica Nacional, presidida por el conde de Guadalhorce. Entre sus líderes destacarían José Calvo Sotelo, Ramiro de Maeztu y José Antonio Primo de Rivera. Eran ultraconservadores y se empeñaron en reivindicar la obra del dictador, además de ser muy críticos con el gobierno Berenguer. Querían una reforma constitucional en un sentido autoritario. Más a la derecha estaría un grupo de formaciones de escaso peso: el Partido Nacionalista Español de Albiñana, el Partido Laborista de Eduardo Aunós, y la Juventud Monárquica Independiente de Eugenio Vegas Latapié.
La causa monárquica llegaba en crisis y muy dividida a la República. Hubo que esperar un tiempo para que se transformase durante el primer Bienio republicano.