Tras las elecciones municipales celebradas el 26 de mayo, hemos asistido a un complejo panorama de negociaciones para elegir Alcaldes y formar gobiernos locales, hasta la constitución de los Ayuntamientos el 15 de junio. El espectáculo no ha sido edificante, pues la falta de coherencia de las estrategias de los partidos políticos, la impresión transmitida de ser mas importantes el poder y los sillones que las ideas y los programas, y la toma de decisiones imperativas por las ejecutivas nacionales o regionales de los partidos, con cambio de cromos, han dejado en segundo plano que los concejales electos pudieran tomar decisiones propias adaptadas a las circunstancias de sus municipios.

Dado el número y variedad de nuestros municipios aragoneses es imposible un análisis detallado de las elecciones municipales. Como simple comentario del conjunto, se incluyen  datos  sobre los resultados de años anteriores, sobre las candidaturas proclamadas y sobre los candidatos más destacados por su trayectoria y su peso político.

Ante la proximidad de las elecciones autonómicas puede resultar útil resumir algunos datos que faciliten al ciudadano interesado conocer cuál es su punto de partida y alguna información sobre las candidaturas y candidatos presentados.

Celebradas las elecciones autonómicas y locales, se dispone ya de resultados que reflejan las preferencias del electorado. Como siempre, esos resultados son susceptibles de interpretaciones diversas. Cada fuerza política destaca de ellos lo que le conviene y pasa de puntilla por los fracasos.

¿Cómo se llega a ser candidato? En nuestro sistema electoral, de listas cerradas y bloqueadas –salvo en los municipios de menos de 250 habitantes--, figurar en una candidatura en un puesto con expectativas de ser elegido depende de contar con el apoyo del aparato del partido.

Dado el número y variedad de nuestros municipios aragoneses es imposible un análisis detallado de las elecciones municipales. Como simple comentario de conjunto, se incluyen unos datos generales sobre los resultados de años anteriores, sobre las candidaturas proclamadas y sobre las correspondientes a las capitales de provincia.

Se van conociendo las propuestas y programas electorales de los distintas formaciones políticas, aunque teniendo en cuenta que ya se considera normal que los programas electorales no obligan a cumplirlos, la composición de las listas puede dar alguna pista más expresiva sobre lo que nos espera. En ellas puede buscarse una distinción, más allá de las presuntas ideologías, entre los viejos y los nuevos, pues aquéllos mal pueden vender como posible lo que no han sabido o podido llevar a cabo.