Libros aragoneses, noticias culturales. Abril 2011 (II)
Tamarite tuvo muchos pleitos antes de que llegaran, gracias a Costa, las aguas del canal, hoy de Aragón y Cataluña. Los ha estudiado primorosamente Josep Manuel Martínez París en “Expansió agraria i conflicto social al segle XVIII. El litigi per les terres comunals de Tamarit de Llitera”, edición de la Universidad de Lérida, pulcra, razonada, interesante.
Subtitulado “A la memoria de Ernest Lluch”, la IFC publica un gran volumen editado por Aurora Egido y José Enrique Laplana: “La luz de la razón. Literatura y Cultura en el siglo XVIII”, acta de unas jornadas celebradas en diciembre de 2008. Se reconsideran, tras medio siglo de ingentes y abundantes trabajos sobre el tema. Teóricos del prestigio de J.L. Peset, G. Carnero, J. Álvarez Barrientos, J.A. Ferrer Benimeli, L. Romero Tobar, M. F. Abreu y otros muchos, ofrecen esas perspectivas y revisiones críticas, historiográficas, amén de trabajos sobre nuestros temas aragoneses (Luzán, Josefa Amar). Más luces (la razón mediante) que sombras en una época ya definitivamente rehabilitada de tanta reticencia de los menéndezpelayos que hubo y hay.
Galán y García Hernández siguen siendo dos mitos del advenimiento de la República. Muy recordado el primero por su breve estancia allí, un libro editado por ese Ayuntamiento, gala de dignidad ante las amenazas de desaparición, recuerda a “Fermín Galán en Biscarrués. La muerte de un hombre; el nacimiento de una leyenda”, con trabajos de Inés Arias, José María Azpiroz y Félix A. Rivas, y preciosos dibujos de Rosa Sánchez.
Hablar con naturalidad de la masonería es ya casi del todo posible, aunque no frecuente ni desinhibido. Lo hace, ya lleva unos cuantos libros pulcros y serios Ricardo Serna, que ahora ofrece en “El compás y la pluma” una serie de “artículos masónicos de ayer y de hoy”, en los que aborda desde esa perspectiva el 98, Sagasta, Blasco Ibáñez, Araquistáin, Azaña, y asuntos aragoneses como Cajal, una breve historia de la francmasonería en Aragón, o la logia aragonesa Luz y trabajo 390. Amén de muchos ensayos y reflexiones. Muchas curiosidades, al menos.
Un destino muy poco o nada conocido del exilio tras la guerra civil es el del Magreb. Por ello, y como siguiendo aquel famoso lema de Antonio Ubieto (“si algo se desconoce, escribe un libro”), lo ha estudiado Luis Antonio Palacio Pilacés: La nación del olvido. El exilio republicano en el norte de África y los aragoneses. Trabajo documentadísimo, excelente edición del Gobierno de Aragón, búsqueda casi exhaustiva (de la que se queja el autor, tanto ha padecido y con, cree él, flacos resultados), narración apasionante, que hace de una realidad ignota casi una gran novela histórica. Sólo que todo eso es verdad, fue terrible verdad en vidas atormentadas. Una grande y grata sorpresa.