No sólo de arte disfrutan la vista y el oído (quien no lo tiene bueno no puede escribir de música, hágalo Ludwig). En este otoño por tantas razones conflictivo, la vendimia literaria supone una buena añada. Habrá para beber hasta abril, por lo menos.

Hay épocas (que no tienen por qué coincidir con felicidades económicas, políticas, sociales) en que la literatura surge, crece, se difunde con gloria, incluso a pesar de no reunir su sociedad todas esas bondades. Creo que ésta es una de ellas con la novela escrita y mayoritariamente publicada en Aragón y por aragoneses, de nacimiento u orgullosa adopción. Independientemente también de la buena política municipal promotora de la novela histórica o la policiaca. De éstas me gustaría escribir un día; de momento lo haré, resumiendo mucho unas cuantas apretadas lecturas de los largos otoño e invierno (que acaba de irse con viento fresco), alguna dura gripe, muchas perezas físicas.

No puede esta web dejar de recordar al gran jotero y excelente persona, símbolo de las mejores virtudes aragonesas, humanas. Reproducimos el artículo que Eloy publicó el 23 de noviembre en su muerte.

El sábado 7 de octubre, poco antes de que Luisa Gavasa pronunciara un brillante pregón, se entregaron en el salón de plenos del Ayuntamiento de Zaragoza los premios de este año. Con acierto se entregaron de hijo adoptivo a Joan Manuel Serrat, que respondió al elogio con simpáticas y emotivas anécdotas; a la guerrillera antifranquista Esperanza Martínez ‘Sole’; a Radio Popular; al líder vecinal Manuel Ortiz, y la medalla de oro a la Feria de Muestras, que cumplía 75 años. Y, muy especialmente, se declaró hijo predilecto a José Luis Melero, nuestro querido amigo, gran aragonesista y puntal en la cultura zaragozana.

Los premios Búho de 2016, edición vigésimo cuarta, han sido entregados recientemente por la benemérita Asociación de Amigos del Libro, en un acto emotivo al que asistió muchos público. Recayeron en la pintora Julia Dorado, los editores Luis Sanz y María José Carvajal de La Fragua del Trovador, el director general de Cultura Nacho Escuín, el bibliófilo y escritor José Luis Melero, el periodista gastronómico José Luis Solanilla, la bibliotecaria de Ayerbe Kim Capdevila, y su alcalde Antonio Biescas y María Teresa Pelegrín, viuda del gran bibliotecario recientemente fallecido José Luis Marquina, en la Biblioteca de Aragón.

Lo felicitamos muy efusivamente a todos nuestros lectores, colaboradores, amigos. Y recogemos noticia de unos cuantos libros interesantes aparecidos al calor de la Navidad.

“Amigo Labordeta” es el título que el editor, Lorenzo Lascorz, da a un singular libro con recuerdos de más de 80 “compañeros de viaje”. Un libro emotivo, lleno de evocaciones y recuerdos, análisis y valoraciones, a cuatro años largos de su muerte, del gran escritor, cantautor, político, y aun sobre todo persona, que fue José Antonio Labordeta. No sabíamos mucho sobre mosén José Pardo Aso, el cura altoaragonés de Santa Cilia, autor del interesante “Nuevo Diccionario etimológico aragonés”. Oscar Latas y Chaime Marcuello, autores del librito que así se titula, editado por Aladrada, recogen episodios de su vida, incluidos dos meses en campo de concentración por ayuda a un amigo que huía de la policía franquista, otros escritos llenos de humor y sabidurías, y concluyen que su obra lexicográfica supone “un esfuerzo por dignificar la lengua de su tierra y con ella a sus hablantes”. Antonio Angulo, el veterano periodista que durante lustros dirigió con ecuanimidad, sencillez, amable siempre, el Diario del Alto Aragón, ingresó recientemente en la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, y en su discurso versó sobre “El Alto Aragón: de la aldea local al mundo global”, un repaso rápido y conciso pero lleno de interés a la vida periodística de la que fue importante protagonista en Huesca y su provincia.